Ver el código de «Abderramán III»

{{otros usos|Abderramán}}
{{Ficha de noble
|nombre = Abderramán III
|nombre completo = ‘Abd al-Rahmān ibn Muḥammad al-Nāṣir li-Dīn Allāh<br />{{lang|ar|الناصر لدين الله عبد الرحمن بن محمد}}
|escudo =
|título = [[Emirato de Córdoba|Emir de Córdoba]]<br />[[Anexo:Califas de Córdoba|Califa de Córdoba]]
|imagen =
|epígrafe = [[Dírham]] de Abderramán III en plata. Emitida el año 348 [[Calendario musulmán|de la Hégira]] en [[Medina Azahara]]
|fecha de nacimiento = [[7 de enero]] de [[891]]{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=261}}
|lugar de nacimiento = [[Córdoba (España)|Córdoba]]
|fecha de defunción = [[15 de octubre]] de [[961]] (70 años)
|lugar de defunción = [[Medina Azahara]] ([[Córdoba (España)|Córdoba]])
|lugar de entierro = ''[[Rawda]]'' del [[Alcázar andalusí de Córdoba]]
|consorte =
* Fatima al-Qurasiyya
* Maryam, Maryana o Muryana.
* Mustaq
* La hermana de [[Nayda ibn Hussein]].
|cónyuge =
|descendencia =
* [[Alhakén II]]
|casa real = [[Dinastía Omeya]]<br />[[Anexo:Monarcas de Navarra#Dinastía Arista-Íñiga|Dinastía Íñiga]]
|padre =
|madre =
|título0 = [[Emirato de Córdoba|Emir de Córdoba]]
|reinado0 = [[16 de octubre]] de [[912]]{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=262}}-[[16 de enero]] de [[929]]
|predecesor0 = [[Abd Allah I de Córdoba|Abd Alláh]]
|sucesor0 = Proclamación del Califato
|título1 = [[Anexo:Califas de Córdoba|Califa de Córdoba]]
|reinado1 = [[16 de enero]] de [[929]]-[[15 de octubre]] de [[961]]
|predecesor1 = Él mismo, como [[Emirato de Córdoba|Emir de Córdoba]]
|sucesor1 = [[Alhakén II]]
}}
'''Abd al-Rahmán ibn Muhámmad'''{{refn|group="nota"|Su nombre completo era Abu l-Mutarrif Abderramán ibn Muhámmad ibn Abd Allah ibn Muhámmad ibn Abderramán II ibn al-Hákam ibn Hisham ibn Abderramán I.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=68}}}} ({{lang-ar|عبد الرحمن بن محمد}}) ([[Córdoba (España)|Córdoba (Qurṭuba)]], [[7 de enero]] de [[891]]<ref>22 de [[ramadán]] de 297 A. H.</ref>{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=261}}-[[Medina Azahara]], [[15 de octubre]] de [[961]]<ref>2 de ramadán de 350 H</ref>{{Harvnp|Bariani|2003|p=27}}), más conocido como '''Abderramán''' '''III''', fue el octavo y último{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=153}} [[Emirato de Córdoba|emir independiente]] ([[912]]-[[929]]) y primer{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=183}} [[califa]] [[omeya]] de [[Califato de Córdoba|Córdoba]] (929-961), con el sobrenombre de al-Nā{{IPA|ṣ}}ir li-dīn Allah (الناصر لدين الله),{{Harvnp|Bariani|2003|p=27}} «aquel que hace triunfar la religión de Dios» ('de Alá').
Mestizo hispanoárabe pues era hijo de la cautiva Muzna o Muzayna (Lluvia o Nube),<ref>{{Cita web|url=https://revistadehistoria.es/las-vasconas-que-engendraron-emires-y-califas-andalusies/|título=Las vasconas que engendraron emires y califas andalusíes|fechaacceso=30 de octubre de 2019|fecha=11 de agosto de 2017|sitioweb=Revista de Historia|idioma=es}}</ref> el califa Abderramán vivió setenta años y reinó cincuenta.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=34}} Fundó la ciudad palatina de [[Medina Azahara]], cuya fastuosidad aún es proverbial, y condujo al emirato cordobés de su [[nadir]] al esplendor califal. Dedicó gran parte de su reinado a acabar de someter el territorio del emirato, desgarrado por numerosas rebeliones, mediante una mezcla de persuasión, prebendas y fuerza.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=153}}

De él dijo su cortesano [[Ibn Abd Rabbihi]] que «la unión del Estado rehízo, de él arrancó los velos de tinieblas. El reino que destrozado estaba reparó, firmes y seguras quedaron sus bases (…) Con su luz amaneció el país. Corrupción y desorden acabaron tras un tiempo en que la hipocresía dominaba, tras imperar rebeldes y contumaces». Bajo su mandato, [[Califato de Córdoba|Córdoba]] se convirtió en un verdadero faro de la civilización y la cultura, que la abadesa germana [[Hroswitha de Gandersheim]] llamó «Ornamento del Mundo» y «Perla de Occidente».

La ''Crónica anónima de al-Nasir'' resume así su reinado:

{{cita|Conquistó España ciudad por ciudad, exterminó a sus defensores y los humilló, destruyó sus castillos, impuso pesados tributos a los que dejó con vida y los abatió terriblemente por medio de crueles gobernadores hasta que todas las comarcas entraron en su obediencia y se le sometieron todos los rebeldes.}}

En el 929 desafió la autoridad religiosa de las dinastías rivales de [[fatimíes]] y [[abasíes]] y se proclamó califa.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=153}} El periodo califal (929-961) fue el más brillante de su reinado: logró someter a las marcas fronterizas a su autoridad, derrotar en diversas ocasiones a los fatimíes en el Magreb —aunque no eliminar esta amenaza— y dominar a los Estados cristianos del norte de la península, a pesar de los descalabros militares, en especial la grave derrota en [[batalla de Simancas|Simancas]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=145}} Si durante los veinte primeros años de su reinado mantuvo una intensa actividad militar, tras la derrota de Simancas no volvió a participar en persona en las campañas.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=17}} El califato, convertido en un importante Estado a finales del reinado de Abderramán, mantuvo relaciones diplomáticas con el [[Imperio bizantino]] y el [[Sacro Imperio Romano Germánico]].{{refn|group="nota"|Estrictamente, con [[Otón I del Sacro Imperio Romano Germánico|Otón I]] antes de proclamarse emperador, pues Abderramán falleció antes de que aquel obtuviese el título.}}{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=145}}

Derrotado en la [[batalla de Simancas]] por [[Ramiro II de León]] ([[939]]), fue incapaz de reducir a los reinos cristianos del norte de España. A su muerte dejó por legado un poderoso califato forjado por la fuerza de las armas, uno de los Estados más poderosos del Occidente europeo, que, sin embargo, se derrumbó en poco más de medio siglo.

== Juventud ==
===Nacimiento y ascendencia===
El futuro emir Abderramán —en árabe, «siervo de Dios»—, tercero de su nombre y octavo de la dinastía ibérica,{{Harvnp|Fierro Bello|2005|p=365}} era nieto de [[Abd Allah I de Córdoba|Abdalá I]],{{Harvnp|Bariani|2003|p=27}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=153}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=17}} séptimo emir independiente de Córdoba,{{Harvnp|Bariani|2003|p=27}} descendiente de los omeyas que antaño habían regido el [[Califato de Damasco]] (661-750) y cuyo poder se había restablecido en la [[península ibérica]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=93}} Nació el 7 de enero del 891.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=17, 240}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=82}} Era hijo de Mohamed, primogénito de Abdalá,{{Harvnp|Fierro Bello|2005|p=357}} y de Muzna{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=261}} o Muzayna (que significa ''lluvia'' o ''nube''), una concubina [[Cristianismo|cristiana]] probablemente de origen [[vascones|vascón]]{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=261}} que pasó a ser considerada una ''umm walad'' o «madre de [[infante]]» por haber dado a su señor un hijo.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=93-94}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=67}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=17, 21}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=82}} Una de sus abuelas, [[Onneca Fortúnez de Pamplona|Onneca]] —compañera de Abdalá—, era también de origen vascón, pues era hija de un caudillo pamplonés, [[Fortún Garcés]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=94}}{{Harvnp|Fletcher|1999|p=69}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=261}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=82}} Así, su origen era principalmente hispanovasco y solo en una cuarta parte árabe.{{Harvnp|Fletcher|1999|p=69}} Abderramán nació el {{fecha|7|1|891}}.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=93}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=67}} Se convirtió pronto en el nieto favorito de su abuelo el emir.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=93}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=199}}

===Nombre===
El nieto del emir cordobés recibió el nombre de Abderramán y la ''[[kunya]]'' de ''Abul-Mutarrif'', los mismos que tuvieron su tatarabuelo [[Abderramán II]] y el fundador del emirato omeya en al-Ándalus, [[Abderramán I]].{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=68}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=17-18}}{{Harvnp|Fierro Bello|2005|pp=360-361}} El nombre ''Abd al-Rahman'' significa «el siervo del Dios misericordioso», y ''Mutarrif'' quiere decir, entre otras cosas, «el combatiente o héroe que ataca valientemente a los enemigos y los rechaza», en suma «caballero noble», «distinguido» y «campeón».{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=19}} La ''kunya'' ''Abul-Mutarrif'', impuesta a un niño que recibía intencionadamente el nombre de ''Abd al-Rahman'' podría entenderse como una esperanza de que fuera un campeón al servicio de Dios y restaurara el poder de la declinante dinastía omeya.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=20}}

===Asesinato de su padre, infancia y juventud===
Veinte días después del nacimiento de Abderramán,{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=261}} el infante Muhámmad murió asesinado{{harvnp|Kennedy|1996|p=82}} a manos de su propio hermano, Al-Mutarrif.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=93}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=68}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=17, 21}} Al parecer, el emir había escogido a Muhámmad como heredero por sus méritos pero,{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=21}} sospechando que conspiraba contra él confabulado con el rebelde [[Omar ibn Hafsún]], lo mandó encerrar.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=68}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=198}}{{Harvnp|Fierro Bello|2005|p=357}}{{refn|group="nota"|Según Vallvé Bermejo, instigado por Mutarrif, que fue quien acusó a su hermano de tratos con el rebelde.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=21}}}} Poco antes o poco después de su liberación, Abd Allah permitió que Mutarrif asesinase a golpes{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=21}} a Muhámmad,{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=198}} muerte que justificó por la rebeldía de este.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=68}}{{Harvnp|Fierro Bello|2005|pp=357-358}} En el 895 y tras varios años como persona de confianza de Abd Allah, Mutarrif corrió la misma suerte: sospechoso de traición a ojos del emir, fue asesinado.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=68}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=199}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=21}}{{Harvnp|Fierro Bello|2005|p=358}}

En cualquier caso, la primera infancia de Abderramán III debió de transcurrir en el [[harén]] de su abuelo, el emir Abdalá, conviviendo con su madre y sus tíos menores de edad, con las esposas y concubinas de su abuelo y con un buen número de servidores, esclavas, amas de cría, comadronas y [[eunuco]]s.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=96}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=21}} Al frente del harén en un momento determinado estuvo su tía, llamada ''al-Sayyida'', es decir, ''la Señora'', hermana uterina del infante Mutarrif, el asesino de su padre.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=22}} Se encargó esta infanta de la crianza y educación de Abderramán; lo trató con bastante rigor, y llegó a maltratarlo.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=22}}{{refn|group="nota"|[[Ibn Hazm]] cuenta que cuando el joven Abderramán sucedió a su abuelo, la expulsó del Alcázar, y hubo de refugiarse en la casa noble de los [[Banu Hudayr]], visires del emirato.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=22}} Esta princesa murió el [[24 de enero]] de [[931]] (22 de dulhiyya de 319&nbsp;H), unos dieciocho años después de la entronización de su sobrino.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=22}}}} En todo caso, Abderramán llevó una juventud silenciosa, entregado a los estudios.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=262}} Al ascender al trono, su experiencia militar y administrativa era prácticamente nula.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=262}} Pese a esto, su abuelo lo había escogido para sucederle por sus dotes: era inteligente, confiado, tenía temperamento y gusto por las tareas de Estado.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=153}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=82}}

==Características de Abderramán y vida familiar==
===Aspecto y temperamento===
Físicamente se lo describió como atractivo, de piel blanca, pelo rubio rojizo y ojos azules oscuros,{{Harvnp|Fletcher|1999|p=69}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=82}} corpulento y relativamente bajo{{harvnp|Kennedy|1996|p=82}} —tenía las piernas cortas—.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=93}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=67}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=261}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=26}} Se teñía{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=261}} la barba de negro,{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=26}} para parecer más árabe.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=67}}{{Harvnp|Fletcher|1999|p=69}}

{{Caja de cita |alineación=izquierda |… Y en todo este tiempo, he contado los días de pura y genuina felicidad que he vivido: montan un total de catorce… No cifréis por tanto vuestras esperanzas en las cosas de este mundo.|Abderramán III.}}
De carácter cortés, benévolo y generoso,{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=261}} inteligente y perspicaz,{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=261}} con intensos escrúpulos morales, se lo tachó asimismo de inclinado a los placeres —en especial a la bebida— y dispuesto a usar de extrema crueldad para con sus enemigos.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=94-95}} Todos los cronistas árabes subrayaron sus virtudes: su sagacidad y diplomacia, su firmeza e intrepidez, su liberalidad y generosidad, sus notabilísimos conocimientos en derecho musulmán y en otras disciplinas.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=26}} Era además un excelente poeta y un orador elocuente.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=27}} Las cronistas relataron minuciosamente sus obras en defensa de la [[Sunismo|ortodoxia islámica]] y condena de la herejía, como la persecución de los seguidores de [[Ibn Masarra]] y su generosidad con los parientes de un loco que quiso matarlo.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}} Según Ibn Idari, Abderramán III redactó una especie de diario en el que hacía constar los días felices y placenteros marcando el día, mes y año.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}} Pero en su larga vida tan solo quedaron reflejados en ese diario catorce días felices.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}}

Adoptó el protocolo y la pompa palaciega de bizantinos y abasíes.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=26}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=325}} Puntilloso en el recargado protocolo que percibía como esencial para la majestad de su cargo de califa era, por otra parte, llano en el trato cotidiano.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=96}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=262}} Era poco devoto, nada fanático y fue el omeya cordobés más tolerante en asuntos religiosos de todos los que ocuparon el cargo califal, lo que permitió que algunos cristianos y judíos desempeñasen destacados papeles durante su reinado.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=96}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=262}} Ambos grupos religiosos prosperaron durante su reinado y le fueron en general fieles.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=262}}

Sin embargo, el califa también tenía numerosos defectos. Apasionado por el lujo y la pompa, fue censurado públicamente por el cadí Mundir ibn Said al-Balluti, porque dejó de cumplir sus deberes religiosos en la [[mezquita aljama]] tres viernes seguidos cuando dirigía con entusiasmo las obras del «Gran Salón del Califato» en [[Medina Azahara]], cuyos muros quiso revestir de oro y plata.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=27}} También abusaba de la bebida; en una ocasión, estando borracho, amenazó de muerte a Muhámmad ibn Said ibn al-Salim, que se había enriquecido en el ejercicio de cargos públicos, si no hacía un donativo importante para contribuir a los gastos estatales.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=27}} El atemorizado Ibn al-Salim se turbó tanto que se emborrachó hasta el punto de vomitar junto al califa, el cual, caritativamente, le sujetó la cabeza y le ayudó a limpiarse. Días después de la fiesta entregó a su señor cien mil [[dinar]]es en monedas de plata.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=27}} Al-Nasir aceptó la prueba de sumisión, y siguió proporcionándole altos cargos y beneficios hasta su muerte.

A veces le gustaba divertirse a costa de sus visires azuzando a unos contra otros, y era capaz de completar espontáneamente los versos en romance empleando el metro y la rima del verso clásico árabe.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=27}} Era bilingüe.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=27}}

Cuando tenía un capricho no le importaba pisotear los derechos de sus súbditos. Se sabe que en cierta ocasión quiso comprar un terreno para una de sus favoritas y le gustó la casa que habían heredado unos niños huérfanos, que como tales estaban bajo la tutoría del [[cadí]] [[Mundir ibn Said]].{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=26}} Abderramán ordenó al [[albacea]] que se la tasase a la baja, para adquirirla a menor precio.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=27}} El cadí se opuso a ello, echando en cara a Abderramán su actitud.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=27-28}}

Las mismas fuentes árabes se hacen eco de su crueldad.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}} En ocasiones podía ser sanguinario y despiadado.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}} Verbigracia, quiso ver con sus propios ojos la muerte de su hijo sublevado Abdalá, y lo mandó ejecutar en el salón del trono, en presencia de todos los dignatarios de la corte, para escarmiento general.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}} Según [[Ibn Hayyan]], llegó a hacer colgar a los hijos de unos negros en la noria de su palacio como si fueran [[Arcaduz|arcaduces]] hasta que murieron ahogados, e hizo cabalgar a la «vieja y desvergonzada bufona Rasis» en su cortejo, con espada y bonete —símbolos del Ejército y de la judicatura— para escarnecer a su gente.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=180}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}} Su brutalidad con las mujeres del harén era notoria.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=178}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}} Estando borracho un día, a solas con una de sus favoritas de extraordinaria hermosura en los jardines de Medina Azahara, quiso besarla y morderla, pero ella se mostró esquiva e hizo un mal gesto.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=179}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}} Esto encolerizó  al califa, que mandó llamar a los eunucos para que la sujetaran y quemaran la cara, de modo que perdiera su belleza.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=179}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}} Su verdugo Abu Imran, que no se separaba de su amo, fue requerido por Abderramán III cuando pasaba la velada bebiendo con una esclava en el Palacio de la Noria.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=179}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}} La hermosa joven estaba sujeta por varios eunucos y pedía clemencia mientras el califa le contestaba con los peores insultos.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=179}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}} Siguiendo las órdenes de su señor, el verdugo decapitó a la joven y recibió en premio las perlas que se desparramaron del magnífico collar de la concubina, con cuyo valor se compró una casa.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=179}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=28-29}} Ibn Hayyan remata los ejemplos de crueldad de Abderramán contando que el califa utilizaba los leones que le habían regalado unos nobles africanos con los condenados a muerte, aunque al final de su vida prescindió de ellos, matándolos.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=180}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=29}}

=== Esposas e hijos===
[[Archivo:Pyxid Al Mughira OA 4068.jpg|thumb|[[Píxide de Al-Mughira]], marfil perteneciente a un hijo del califa Abderramán.]]
Tres fueron sus principales esposas: la primera Fátima, libre e hija de un tío abuelo de Abderramán; Maryan, esclava de origen cristiano y madre del sucesor al trono [[Alhakén II]] {{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=18}}; y Mustad, su última favorita una vez fallecidas las dos primeras.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=97}}

Fatima al-Qurasiyya era hija de su tío abuelo el emir [[al-Mundir]];{{Harvnp|Bariani|2003|p=36}} debido a su rango llevaba el título de ''al-Sayyida al-Kubra'', «la Gran Señora».{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=191}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=29}} Fue la primera y única libre de entre sus esposas.{{Harvnp|Bariani|2003|p=36}} Su abuelo Abd Allah había sido su tutor,{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=29}} por lo que se supone que se conocían desde la infancia, pasada en común en el alcázar cordobés.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=191}} El casamiento se produjo cuando Abderramán fue nombrado emir.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=191}} 

Maryam, Maryan, Maryana o Muryana era una esclava de origen cristiano, circunspecta e intrigante.{{Harvnp|Bariani|2003|p=38}} En las disputas entre Fátima y Maryan por el favor del califa, la segunda se alzó con el triunfo y Abderramán acabó por abandonar a la primera.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=97}} Se afirma que Maryan se ganó el puesto favorita del emir gracias a un ardidː compró a Fátima una noche con Abderramán y, a continuación, le contó a este cómo su esposa había aceptado dinero por permitir que la sustituyese.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=191}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=30}} Convertida en favorita de su señor, recibió grandes cantidades de dinero, que empleó en parte en obras piadosas —entre ellas, la construcción y mantenimiento de una mezquita—.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|pp=192-193}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=30}} Manumitida al tener hijos con el emir, le dio cinco en total, dos mujeres y tres varones, incluido [[Alhakén II]].{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=193}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=30}} Fue la favorita de Abderramán durante gran parte de su reinado y falleció antes que este.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=29, 31}}

Mustaq fue la favorita del califa en los últimos años de su vida y le dio el último de sus hijos, al-Mughira —asesinado más tarde durante el ascenso al trono de [[Hisham II]], del que se consideraba podía ser rival—.{{Harvnp|Bariani|2003|p=35}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=193}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=29}}

Se conoce a otra mujer del emir, posible concubina, aunque no su nombre:{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=193}} la hermana de Nayda ibn Hussein (un [[maulas|maula]] que llegó a jefe del ejército gracias al parentesco y a su habilidad),{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=486}} de oficio lavandera,{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=486}} a la que vio junto a un río; se la conoce con la ''kunya'' de Umm Qurays, «la Madre de Qurays», por ser la madre de los qurayshíes —miembros del clan de Mahoma, por serlo el padre, Abderramán—.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|pp=193-194}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=29}}

La célebre historia de la concubina al-Zahra, que presuntamente habría incitado al califa a fundar la ciudad de Madinat al-Zahra, parece pura leyenda creada muy posteriormente, para explicar la etimología de la ciudad residencial de Abderramán III.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=29}}{{refn|group="nota"|Lévi Provençal opina, empero, lo contrario.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=340}}}}

Abderramán tuvo en total dieciocho o diecinueve hijos varones y dieciséis hijas.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=194}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=31}} De los varones solo once o doce llegaron a adultos.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=193}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=31}} Los varones, por orden de nacimiento eran: su sucesor al-Hakam —nacido el 20{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=18}} de enero del 915 y heredero desde el 921—,{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=195}} al-Mundir, Abd Allah, Ubayd Allah, Abd al-Yabbar, Sulayman, Abd al-Malik, Marwan, al-Asbag, al-Zubayr y al-Mughira.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=31}}{{refn|group="nota"|Ubayd Allah, Abd al-Yabbar, Sulayman y Abd al-Malik fueron antepasados directos de los últimos soberanos omeyas cordobeses, que reinaron efímeramente en el primer tercio del siglo {{SIGLO|XI}} durante la grave crisis andalusí.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=326}}}} Cinco de ellos le sobrevivieron: el califa Alhakén II, con cuarenta y seis años, y los infantes Abd al-Aziz, al-Mundir, al-Asbag y al-Mughira.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=33}} Este último tenía entonces unos diez años de edad.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=33}} Entre sus hijas por lo menos le sobrevivió Hind,{{refn|group="nota"|Lévi Provençal afirma que le sobrevivieron una decena de vástagos.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=326}}}} que recibió el sobrenombre de ''Ayuzal-Mulk'' «La Anciana del Reino», por su extraordinaria longevidad, pues murió cuarenta y nueve años después de hacerlo su padre.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=33}} Tanto Hind como la infanta Wallada eran hermanas uterinas de Alhakén II.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=33}} Otras dos hijas recibieron los nombres de Saniya y Salama.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=33}}

A imitación de su antepasado el emir [[Muhámmad I de Córdoba|Muhámmad]], no permitió que los hijos varones, a excepción del heredero y del benjamín, residiesen en el alcázar real pasada la infancia, para evitar las conspiraciones.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=194}} Al crecer, se los enviaba a lujosas residencias y se les concedían asignaciones para que pudiesen vivir opulentamente, pero no se les conferían cargos de poder, ni en la capital ni en las provincias.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=194}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=50}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=328}}

Alhakén aparece ya a los cuatro años designado como heredero —tras la muerte en el 915, el de su nacimiento, del primogénito Hisham—, y quedó en representación de su padre en el Alcázar cordobés cada vez que este salía de campaña en los primeros años de reinado; luego empezó a acompañarlo en sus expediciones militares.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=195}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=200}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=31-32}} A los doce años, llegó a estar al frente de las tropas, por orden paterna.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=195}} En el 941, se le nombró responsable de la recaudación, del Tesoro califal y de la acuñación de moneda.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=195}} La designación de Alhakén como heredero tuvo, sin embargo, penosas consecuencias personales para el joven.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=200}} Durante cuatro décadas, su padre lo obligó a vivir encerrado en el Alcázar y lo mantuvo alejado del trato con mujeres —corrían rumores sobre relaciones con efebos—.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=195}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=200}} Las fuentes vinculan este insólito trató al hecho de que fuera el heredero elegido por su padre para sucederlo.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=200}} Probablemente Abderramán sentía temor ante la posibilidad de que su hijo tuviera trato con mujeres ambiciosas y se formara una camarilla en torno suyo para destronarlo.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=196}} El cronista palatino [[al-Razi]] hace la siguiente referencia la desdichada existencia de Alhakén:{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=200}}

{{cita|…a quien [su padre] no permitió salir del Alcázar ni un día, ni dicha ocasión de tornar mujer de más o menos edad, llevando al colmo una actitud celosa (…) que al-Hakam soportó con prudencia que le impusiera, aunque ello fue una carga que, al prolongarse el reinado de su padre, agotó los mejores días de su vida, privándole de los placeres íntimos de la vida por mor de la herencia interior del califato, que alcanzó en edad tardía y con escasos apetitos…|Ibn Hayyan, ''Muqtabis V'', ed. Zaragoza 1981, pp. 8 y 9}}

El que Alhakén no tuviese hijos hasta muy entrado en años —ascendió al trono con cuarenta y ocho, aún sin vástagos— conllevó más tarde problemas políticos,{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=200}} ya que su hijo Hisham, nacido en el 965, ascendió al trono siendo todavía un niño.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=195}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=201}}

Abderramán mandó ejecutar a otro de sus hijos, hermano uterino del heredero Alhakén, Abd Allah, que gozaba de fama de virtuoso, piadoso y culto, acusado de rebelión contra el califa (en el 950 o 951).{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=242}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=327}} La misma suerte corrieron los supuestos conspiradores, entre los que se contaba el eminente jurista [[Abu ibn 'Abd al-Barr]].{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=242}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}} El joven infante era hombre de saber, inteligente, noble de espíritu y piadoso.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=242}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}} Según Ibn Hazm, había estudiado la doctrina jurídica [[shafi'i]] y no la [[malikí]], vigente en al-Ándalus, y precisa que fue condenado a muerte porque desaprobaba la mala conducta de su padre y sus acciones despóticas y contrarias a la justicia.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=242}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=28}} Parece ser que fue degollado durante la fiesta del sacrificio y, según algunas fuentes hostiles, que lo hizo el propio Abderramán.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|pp=242-243}}

== El ascenso al poder ==

{{Caja de cita|'''Abderramán III accede al trono emiral:'''<br />«Se sentó en el trono para recibir el juramento de fidelidad de los súbditos el jueves 1º del mencionado mes de rabi en el ''Maylis al-Kamil'' de Córdoba. Los primeros que le juraron fueron sus tíos paternos, hijos del imam Abd Allah, que eran: Aban, al-Así, Abderramán, Muhámmad y Áhmad; los cuales vinieron a verle con mantos y túnicas exteriores blancas, en señal de luto. Siguieron a éstos los hermanos de su abuelo, que eran al-Así, Sulaymán, Sa'id y Áhmad, de los cuales fue Áhmad el que tomó la palabra y el que, después de jurado, lo alabó diciendo: ''¡Por Dios! Sabedor de lo que hacía te escogió Dios para gobernamos a todos, altos y bajos. Yo esperaba esto del favor que Dios nos concede y como prueba de que vela por nosotros. Lo que pido a Dios es que nos inspire la gratitud debida, nos complete sus beneficios y nos enseñe a alabarlo.'' Tras los miembros de la familia califal se fueron sucediendo los individuos y personajes notables de [[Qurays]], uno por uno, más los ''mawlas''. Luego lo hicieron los personajes más importantes entre los moradores de Córdoba: alfaquíes, gentes de relieve, magnates y miembros de las clases nobles.<br />Terminó la ceremonia de la jura para las clases elevadas a la hora de la oración meridiana de ese día, en la que Aberramán, acompañado de los visires y de los altos funcionarios del Estado, dejó el trono para hacer la oración fúnebre por su abuelo e inhumarlo en su sepulcro de la ''Rawdat al-julafa'' de Córdoba».|'''''Una Crónica anónima de Abderramán al-Nasir'''''. Ed. y trad. cits., pp. 91-93.}}
Cuando el viejo emir Abd Allah murió a los setenta y dos años de edad,{{refn|group="nota"|Según otras fuentes, con 78 años.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=107}}}} la sucesión tomó un cariz inédito, puesto que no recayó en ninguno de los hijos del difunto, sino en su nieto Abderramán.{{Harvnp|Bariani|2003|p=27}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=262, 307}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=191, 199}} A pesar de los temores de que los tíos de Abderramán pudiesen estorbar su ascenso al trono del emirato, la sucesión se produjo sin problemas el jueves 15-16 de octubre del 912,{{harvnp|Kennedy|1996|p=82}} tras morir Abd Allah.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=107}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=72, 76}}{{Harvnp|Fletcher|1999|p=69}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=262}} En una serie de ceremonias, tanto la corte como el pueblo juraron fidelidad al nuevo emir; los primeros en hacerlo fueron sus propios tíos, hermanos de su padre fallecido.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=107}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|pp=222-223}} Aunque las fuentes presentan el hecho como algo normal, dada la preferencia del difunto emir por el hijo de su primogénito, el asunto debió de ser algo más complejo.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=199}} Ibn Hazm señala que el nuevo emir fue designado por una asamblea, aunque omite los detalles, y algunos de sus tíos, que se sometieron sin reservas en un principio según las crónicas, pocos años después conspiraron para derrocarlo.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=199}} Es muy probable, por tanto, que en la designación de Abderramán como heredero desempeñaran un papel importante las intrigas palaciegas urdidas en torno al lecho del emir moribundo.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=199}}

En cualquier caso, Abderramán III sucedió a su abuelo el [[16 de octubre]] de [[912]]<ref>1 de rabi I de 300 H</ref>{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=51}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=262}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=82}} cuando tenía poco más de veintiún años.{{Harvnp|Bariani|2003|p=27}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=183}} Heredaba un emirato al borde de la disolución,{{Harvnp|Bariani|2003|p=27}}{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=51}} y su poder no iba mucho más allá de los arrabales de Córdoba.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=103}}{{Harvnp|Fierro Bello|2005|p=359}} Desde mediados del siglo {{versalita|ix}}, los conflictos políticos, sociales y entre los distintos grupos culturales minaban la unidad del emirato y la autoridad de los emires apenas cubría la capital y su región.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=103}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=82}} La administración había menguado mucho, así como el ejército, reducido a poco más que una banda armada financiada por correrías anuales.{{harvnp|Kennedy|1996|pp=82-83}} De inmediato, el mismo día de su entronización, Abderramán proclamó su intención de recuperar el prestigio y la autoridad perdida por los anteriores emires omeyas.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=108}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=263}}

==Retos de Abderramán==

El primer paso para recuperar el poder político en al-Ándalus era someter a las regiones que se habían convertido en cuasiindependientes de la autoridad del emir y aplastar la larga rebelión de [[Omar ibn Hafsún]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=108}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=263}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=153-154}} Multitud de rebeldes, algunos señores de grandes ciudades y otros con apenas una fortaleza, desobedecían la autoridad del emir.{{harvnp|Kennedy|1996|p=83}} A esta tarea dedicó el nuevo emir los primeros treinta años de su largo reinado.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}} Para ello, Abderramán puso en marcha casi inmediatamente una enérgica política de campañas militares y perdón a aquellos que se doblegaban sin resistencia.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=109}} Las amenazas para el emirato, sin embargo, eran tres:

*La autonomía o cuasiindependencia de las marcas fronterizas y de otros territorios del emirato, que se regían por sí mismas ante la debilidad del poder cordobés.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=111}} A estas se unía la peligrosa y larga rebelión de Ibn Hafsún.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=111}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}}

*La presencia en el Magreb de la dinastía [[califato fatimí|fatimí]], rival, tanto en lo político como en lo religioso.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=111}}

*La amenaza de los Estados cristianos del norte de la península.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=111}}

En el norte, el [[Reino de León|reino asturleonés]] continuaba la [[Reconquista]], dominando ya la frontera del Duero{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=52}} con el concurso de los mozárabes que habían huido del cruel dominio andalusí. En el sur, en Ifriqiya, los [[fatimíes]] habían proclamado un califato independiente, susceptible de atraer la lealtad de los muchos musulmanes justificadamente molestos con el yugo omeya. En el interior, por último, los [[muladí]]es descontentos continuaban siendo un peligro incesante para el emir cordobés,{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}} por más que alguno de los focos de rebeldía se hubieran ido debilitando. El más destacado de los rebeldes era [[Omar ibn Hafsún]],{{Harvnp|Bariani|2003|p=28}} quien desde su inexpugnable fortaleza de [[Bobastro]],{{Harvnp|Bariani|2003|p=28}} en la serranía de [[Ronda (Málaga)|Ronda]], controlaba gran parte de las [[Cora (división territorial)|cora]]s de Takurunna, Istiyya, Rayyah, Ilbīrah y Jayyān.<ref>{{Cita publicación
 |autor= Marín Guzmán, Roberto
 |título= Rebeliones y fragmentación política de Al-Ándalus: estudio de la insurrección de `Umar Ibn Hafsun en el periodo del emir `Abd Allah (888-912)
 |año= 2004
 |id= ISSN
 |url= http://www.mogap.net/pmt/PabloFernandez.pdf
}}</ref>

Desde el primer momento, Abderramán mostró la firme decisión y una constante tenacidad para acabar con los rebeldes de al-Ándalus, consolidar el poder central y restablecer el orden interno del emirato.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=108-109}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}} Para ello, una de las medidas que tomó fue introducir en la corte cordobesa a los ''saqalibah'' o [[pueblos eslavos|eslavos]], esclavos de origen europeo, con la intención de introducir un tercer grupo étnico y neutralizar así las continuas disputas que enfrentaban a sus súbditos de origen árabe con los de origen [[Bereberes|bereber]].

En un principio, mantuvo en sus cargos a los principales figuras de la administración heredada de su abuelo, entre ellos el [[zalmedina]]{{refn|group="nota"|Especie de prefecto o alcalde de la capital, responsable de su gestión.}} Musa ibn Muhámmad ibn Said ibn Musa ibn Hudayr —[[hayib|chambelán]] a partir del 921—, el secretario personal y el principal jefe militar Áhmad ibn Muhámmad ibn Abi Abda, soldado veterano.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|pp=81-82}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=263}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=154}} Casi todos ellos sirvieron a Abderramán en distintos puestos a lo largo de su reinado.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=82}}

== Periodo como emir==

Durante los primeros veinte años de su reinado, Abderramán III emprendió victoriosas aceifas contra [[Omar ibn Hafsún]] y sus hijos y aliados en [[Andalucía]], y contra los señores de [[Extremadura]], [[Levante español|Levante]] y [[Toledo]].{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}} Posteriormente, en la cuarta década del siglo (937), sometió al señor de [[Zaragoza]].{{Harvnp|Bariani|2003|p=32}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}} Su primer objetivo fue romper la coalición antiomeya formada por los grupos árabes de [[Sevilla]] y [[Zona arqueológica de Medina Elvira|Elvira]] y por los [[muladí]]es, [[bereberes]] y [[cristiano]]s.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}} En esta labor, contó con el apoyo eficaz de su ''[[hayib]]'', el eunuco Badr, que se había criado en el alcázar cordobés.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=22}} En cada circunstancia Abderramán, de acuerdo con sus colaboradores, tanteó la situación, negociando, pactando y ofreciendo privilegios, prebendas y cargos políticos y militares; pero también recurrió a la astucia, al engaño, a la amenaza y a la crueldad más extremada para recuperar el poderío pretérito de la dinastía y proseguir sin descanso su misión pacificadora.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}} Si bien hubo casos en los que se encerró e incluso se ajustició a los rebeldes, lo más habitual fue que se sometiesen por la presión de las sucesivas campañas y que recibiesen a cambio cargos y favores de Abderramán, que a menudo los incluía junto a sus hombres en el ejército cordobés.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=355}} En algunos casos, generalmente de territorios fronterizos —Zaragoza, Huesca, Daroca, [[Albarracín]]—, los rebeldes continuaron ejerciendo el poder, pero ya como súbditos del califa.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=35}} Abderramán empleó para someter a los rebeldes una mezcla de presión militar, especialmente eficaz en los asedios, y de concesiones a los que se sometían sin resistir.{{harvnp|Kennedy|1996|p=83}} Tras veinticinco años de campañas, consiguió someter a todos los rebeldes que habían amenazado el poder cordobés.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|pp=354-355}}

Como parte de los actos para afirmar su poder, en el 921-922 hizo ajusticiar a un tío y a un primo hermano, conjurados en su contra.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=153}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=326}}

===Política interior===
====Situación militar y financiera====
La situación del gobierno del emirato había empezado a mejorar ya durante la última década del reinado del abuelo de Abderramán.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=154}} El aumento de los ingresos de la hacienda estatal le permitieron al nuevo emir acrecentar sus fuerzas armadas y, con ello, acometer con mayores visos de éxito el sometimiento de los abundantes rebeldes que desafiaban la autoridad cordobesa y los enfrentamientos con los países vecinos.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=155}} Los territorios recuperados aceleraban el proceso mediante sus contribuciones a las arcas estatales, que permitían reforzar los ejércitos y extender todavía más la autoridad de Abderramán.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=155-156}} La extensión de la autoridad estatal también favorecía el comercio, al restablecer el contacto entre regiones de nuevo englobadas efectivamente en el emirato.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=156}} El robustecimiento de la autoridad estatal fomentó la prosperidad de al-Ándalus.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=156}}

====Campañas contra los territorios rebeldes====
=====Bereberes del Campo de Calatrava y conquista de Écija=====
[[Archivo:EmiratoDeCordoba912-V1.svg|miniatura|upright=2|La península ibérica al advenimiento de Abderramán III y los principales focos de rebeldía a la autoridad del emir. Este logró someter de nuevo los territorios musulmanes a la obediencia cordobesa, acabar con las rebeliones internas y limitar las conquistas de los Estados cristianos del norte, pero no recuperar los territorios perdidos a manos de estos.]]
La primera campaña de su reinado tuvo lugar al mes de ascender al trono.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=112}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=82}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=160}} Las fuerzas del emir derrotaron a los bereberes del [[Campo de Calatrava]]{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=82}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=160}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=88}} y tomaron [[Caracuel]] tras un duro combate.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=112}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=263}} A continuación, la siguiente ofensiva de las fuerzas cordobesas se dirigió contra [[Écija]],{{harvnp|Kennedy|1996|p=88}} a cincuenta kilómetros al oeste de la capital.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=112}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=82}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=263}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=160}} El 1 de enero del 913,{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=263}} el ''[[hayib]]'' Badr entró en ella, sin que hubiese derramamiento de sangre en la conquista.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=112}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=82}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=160-161}} Derribó las murallas de la ciudad y todas las fortificaciones,{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=82}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=263}} excepto el alcázar, que reservó para residencia de los gobernadores y guarnición del ejército emiral.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=112-113}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=161}} Concedió el ''amán''{{refn|group="nota"|Paz o amnistía que los musulmanes conceden a quienes se les someten.}} a sus habitantes e integró a sus soldados en el ejército cordobés.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=112}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=185}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=161}} La ciudad había estado hasta entonces en poder de [[Omar ibn Hafsún]].{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=161}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=88}}

=====Andalucía oriental=====
En la primavera de ese mismo año y tras sesenta y cinco días de minuciosos preparativos, Abderramán III dirigió personalmente{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=82}} la primera aceifa por tierras de Andalucía oriental en abril.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=113}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=264}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=354}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=161}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=88}} El objetivo fueron Jaén y Granada, regiones controladas parcialmente por Ibn Hafsún y otros rebeldes.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=82}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=88}} Esta campaña es denominada «de Monteleón» en todas las crónicas,{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=267}} porque el primer objetivo de ella fue un castillo tal nombre que debía de hallarse cerca de [[Mancha Real]], en la [[Provincia de Jaén (España)|provincia de Jaén]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=113}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}} El emir tomó este castillo el 27 de abril, gracias a la rendición de su señor, que recibió el perdón real.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=83}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=264}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=162}} En esta importante expedición las tropas omeyas recorrieron las coras de Jaén y Elvira, donde sometieron a los cabecillas rebeldes de estas regiones; al mismo tiempo, desde [[Martos]] tuvo que enviar un destacamento de caballería para liberar [[Málaga]] del asedio de Omar ibn Hafsún,{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=264}} el mayor enemigo de la dinastía.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=113}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=162-163}} En su avance, Abderramán otorgó el perdón a aquellos señores rebeldes que se le sometieron sin oponer resistencia.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=83}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=264}} Aceptó a los vencidos en sus fuerzas pero, para asegurarse su lealtad, dispuso guarniciones en su alcazabas y envió{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=185}} a sus familias a Córdoba.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=264-265}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=163}} Después se someter sin violencia las fortalezas en torno a [[Baza (Granada)|Baza]] en la cora de Elvira, marchó hacia el nordeste de [[Guadix]].{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=265-266}} En [[Fiñana]],{{harvnp|Kennedy|1996|p=88}} tras incendiar su arrabal, Abderramán III consiguió que sus defensores capitulasen ventajosamente con la condición de entregar a los aliados del rebelde de Bobastro.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=114}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=163}} En la misma cora de Granada, capturó también [[Baza (Granada)|Baza]] y [[Tijola]].{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=83}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=164}} Poco después, el 25 de mayo,{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=83}} el ejército omeya se dirigió a [[Fuerte de Juviles|Juviles]],{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=114}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=266}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=88}} en las [[Alpujarras]] de Granada, y después de arrasar sus campos y destruir todos sus recursos, sitió el castillo, que se defendió eficazmente, porque quedaba fuera del radio de tiro de las catapultas de los sitiadores.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}} Entonces el emir de Córdoba hizo construir una plataforma donde instaló un gran [[almajaneque]] que bombardeaba sin cesar con sus proyectiles de piedra la fortaleza, además de cortarle el agua.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=184}} Al cabo de quince días, los muladíes consiguieron salvar sus vidas a cambio de entregar a los jefes cristianos y aliados de Omar Ibn Hafsún, unos cincuenta y cinco, que fueron decapitados.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|pp=83-84}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=266}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=185}} Se dirigió entonces a la costa, donde conquistó [[Salobreña]] y regresó desde allí a la capital,{{harvnp|Kennedy|1996|p=88}} no sin antes tomar otros dos castillos tenidos por inexpugnables.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=266}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=164-165}} En esta campaña, que duró noventa y dos días, conquistó o destruyó setenta castillos y cerca de trescientas torres fortificadas.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=114}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=84}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=266}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=185}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=165}} El objetivo de la incursión, acabar con las zonas rebeldes al este del territorio dominado por Ibn Hafsún, se alcanzó.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=267}}

=====Sometimiento de Sevilla=====

También en este primer año de su reinado, aprovechó Abderramán III las rivalidades internas existentes entre los Banu Hayyay, señores árabes de [[Sevilla]]{{refn|group="nota"|La familia, que había tomado el poder en la ciudad en el 891, fue reconocida por el emir Abd Allah y creó su propia corte.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=81}}}} y [[Carmona]], para someterlos.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=114}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=84}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=267}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=185}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=170}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=88}} La muerte del señor de Sevilla en agosto hizo que su hijo y sucesor se enfrentase con su tío, que dominaba Carmona; las rencillas familiares favorecían los deseos de Abderramán de recuperar el control de la ciudad.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=114}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=84}} El emir envió en primer lugar al caíd y visir Áhmad ibn Muhámmad ibn Hudayr, que había sido nombrado por Badr gobernador militar de Écija, al frente de un destacamento de tropas especiales (''hasam''), para tratar de atraerse a los sevillanos sin enfrentarse a ellos.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=185}} Fracasó en sus intentos, pero obtuvo la inesperada y valiosa colaboración, por supuesto interesada, de Muhámmad ibn Ibrahim ibn Hayyach, señor de Carmona y primo de Áhmad ibn Maslama, señor de Sevilla.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=114}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=268}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=185}} Cuando la ciudad hispalense fue cercada por las tropas omeyas, Ibn Maslama recurrió a Ómar ibn Hafsún,{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=84}} quien acudió presurosamente y se enfrentó a las tropas del emir y a sus aliados de Carmona en [[Cabra (Córdoba)|Cabra]], pero fue derrotado por los sitiadores y se retiró a Bobastro.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=115}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=268}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=185}} Ante este revés, Áhmad ibn Maslama retomó los intentos de congraciarse con los cordobeses.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=115}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=268}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=185}} Fracasó en las negociaciones que entabló con las autoridades omeyas,{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=115}} pero simuló lo contrario, mostrando a sus seguidores más notables un supuesto documento del emir Abderramán III.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=185}} En diciembre de 913, de nuevo negoció con el ''hayib'' Badr a través de Omar ibn Abd al-Aziz ibn al-Qutiyya, descendiente de [[Sara la Goda]], nieta del rey [[Witiza]], y padre del célebre historiador [[Ibn al-Qutiyya]].{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=40}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=185}} El embajador recurrió a una estratagema que entusiasmó al emir y convenció a medias a su chambelán Badr: el de dejar a Ibn Maslama y a su séquito fuera de la ciudad cuando saliese de ella a recibir a los representantes omeyas.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=185}} El caso es que, finalmente, el señor de Sevilla tuvo que capitular en diciembre{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=84}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=88}} y Badr,{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=268}} en nombre del emir, concedió el ''amán'' a unos mil caballeros del ''[[yund]]'' o ejército de Sevilla que se habían manifestado hostiles a la dinastía, dándoles a cada uno el grado y soldada que les correspondía en el ejército del emir.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=115}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=185}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=185}} Nombró gobernador de la ciudad hispalense a Said ibn al-Mundir al-Qurays,{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=115}} miembro de la familia real, que convenció al ''hayib'' de que derribase{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=257}} las murallas de la ciudad —construidas por [[Abderramán II]] para protegerla{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=257}} de los ataques [[vikingos]]—.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=84}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=185}} El señor de Carmona, que había colaborado en el sometimiento de Sevilla, rompió pronto la alianza con Abderramán, descontento por no haber conseguido la ciudad,{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=268}} pero resultó derrotado en febrero del 914.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=115}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=84}} En abril acudió a Córdoba a someterse nuevamente y Abderramán le concedió el rango de visir; el emir se lo llevó consigo a la expedición primaveral de ese año contra Iban Hafsún, pero luego se probó su deslealtad y connivencia con el gobernador de Carmona, que se había sublevado.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=269}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=185-186}} Apresado y encerrado en Córdoba, falleció al año siguiente;{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=186}} la ciudad, sin embargo, mantuvo su rebeldía hasta finales de septiembre del 917, cuando el chambelán Badr la tomó finalmente al asalto tras un duro asedio.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=115}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=269}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=176}}

En el 917, la mayoría del territorio andalusí había vuelto a quedar sometido a la autoridad cordobesa, a excepción de ciertos territorios de las marcas fronterizas y a las zonas bajo control de Ibn Hafsún.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=116}} Aun así, en el 921 tuvo lugar otra campaña en la que se tomó [[Turrush]], [[Torre Cardela]], [[Esparraguera]], [[Priego de Córdoba|Priego]] y [[Alhama]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=117}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=190}} De [[Pechina (Almería)|Pechina]], gobernada por sus marineros, Abderramán logró el sometimiento gracias a su habilidad diplomática, ese mismo año.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=117}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=190}} Las últimas campañas de recuperación del dominio de al-Ándalus durante su periodo como emir fueron las que Abderramán llevó a cabo en el 924 y 925.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=117}} Durante el primer año, recuperó el control de la cora de [[Santaver]]; durante la primavera del segundo, se aplastaron algunos focos de rebeldía que todavía quedaban en las coras de Elvira y Jaén.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=117}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=89}}{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=52}}

===== La resistencia de Omar ibn Hafsún y sus hijos =====

La segunda aceifa omeya contra Ibn Hafsún salió de Córdoba el [[8 de mayo]]{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=267}} de 914.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=187}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=167}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=88}} El objetivo de esta segunda campaña eran los territorios rebeldes en las [[Cora (división territorial)|coras]] de Rayya, Algeciras y Carmona.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=166}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=88}} Unos días después, el ejército cordobés acampó ante los muros de Belda.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=187}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=167}}{{refn|group="nota"|Topónimo que se puede identificar con Belda, despoblado del término malagueño de [[Cuevas de San Marcos]], cerca de [[Iznájar]].{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=187}}}} Allí la caballería se dedicó a talar sus árboles y a devastar el territorio próximo,{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=119}} mientras el resto de las fuerzas se dirigían a Turrus,{{refn|group="nota"|Vallvé Bermejo destaca la dificultad de identificar este castillo puesto que las fuentes árabes citan varias fortalezas del mismo nombre en las coras de Málaga (Rayya) y Elvira. Por su proximidad a Belda aventura que debería corresponder al castillo de Turrus, situado al oeste de [[Loja (Granada)|Loja]] y muy cerca de [[Fuentes de Cesna]], en el actual municipio de [[Algarinejo]].{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=187}}}} castillo situado en el actual municipio de Algarinejo, Granada, que fue sitiado por espacio de cinco días mientras se devastaban sus alrededores.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=187}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=167}} La alcazaba de la localidad resistió los embates de las fuerzas del emir, que habían derrotado a los defensores en los arrabales.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=85}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=267}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=167}}El objetivo del emir era arrasar los territorios rebeldes y privar a su caudillo de sus bases, proteger{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=187}} Málaga y aislarlo.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=119}} Los primeros dos asedios, los de Belda y Turrus, sin embargo, no concluyeron con la conquista de las plazas.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=167}}
[[Archivo:RebeliónDeIbnHafsún.svg|Extensión aproximada de la rebelión de [[Omar ibn Hafsún]] en torno al 912, antes de las campañas de Abderramán contra él y sus hijos, que concluyeron con el aplastamiento de la larga sublevación contra la autoridad cordobesa en el 928.|miniatura|upright=2]]
Después, el ejército emiral se trasladó a Bobastro, aunque el cronista no lo cita por su nombre, y desde allí el emir envió a la caballería contra el castillo de ''Sant Batir'' (Santopitar),{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=119}} cuyos defensores lo abandonaron en manos de los soldados omeyas, que consiguieron un cuantioso botín.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=187}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=167}} A continuación atacaron el castillo de Olías y desde esta fortaleza lanzó Abderramán su caballería contra el castillo de Reina o ''Rayyina''.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=187}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=167}}{{refn|group="nota"|Este topónimo se refleja en el nombre de la actual [[Cuesta de la Reina]].{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=187}}}} Tras reñidos combates,{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=167}} cayó el castillo rebelde, que amenazaba a la ciudad de Málaga.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=187}} Seguidamente el emir marchó a la capital de la provincia —dominada casi totalmente desde la aceifa del año anterior—,{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=168}} donde acampó unos días para resolver los asuntos de la ciudad antes de retomar la campaña.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=187}} Abderramán emprendió el regreso por la costa pasando por [[Montemayor]], cerca de [[Benahavís]], ''Suhayl'' o [[Fuengirola]] y otro castillo llamado ''Turrus'' o ''Turrus Jusayn'' y que [[Évariste Lévi-Provençal|Lévi-Provençal]] identificó con [[Ojén]], para llegar finalmente a [[Algeciras]] el jueves [[1 de junio]] de 914.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=119}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=267}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=187}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=168}} Por la costa patrullaban barcos de Omar ibn Hafsún, que se abastecían habitualmente en el norte de África, pero fueron apresados e incendiados en presencia del emir.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=119}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=85}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=267}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=187}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=168}} Ante la presencia del imponente ejército cordobés los castillos rebeldes próximos a Algeciras se sometieron a Adbderramán.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=188}} Este impuso además un bloqueo naval de la costa para evitar que Ibn Hafsún recibiese socorros de África.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=188}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=169}} Con esto puso fin a la campaña, que había durado ochenta y dos días.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=188}} Pese a que el joven emir había conseguido atravesar triunfalmente el núcleo de los territorios de su principal enemigo, desbaratar su amenaza sobre Málaga y bloquearlo por mar, la incursión, como otras del reinado de Abderramán, fue más espectacular que eficaz en cuanto al control de las tierras, que quedaban de nuevo abandonadas tras el paso de sus ejércitos.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=188}}

En el verano del 914 y en el 915, el emir no pudo enviar grandes fuerzas contra Ibn Hafsún por la intensa sequía que sufrió el territorio y que impedía el despliegue de grandes unidades, circunstancia que favoreció al rebelde.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=270}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=170-171}} Las penurias y enfermedades que se extendieron por la región obligaron a los dos bandos a evitar todo combate y parlamentar.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=188}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=171-172}} Las negociaciones concluyeron con la entrega al emir de ciento sesenta y dos castillos, el sometimiento a autoridad de este de Ibn Hafsún y una liga entre ambos bandos.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=188}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=172}} En virtud de esta, Ibn Hafsún colaboró incluso en el sometimiento de [[Úbeda]], que su hijo Sulaimán arrebató en dos ocasiones al alcaide fiel al emir.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=189}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=173-175}}

Tras diversas campañas el emir consiguió cercar y aislar a Ibn Hafsún en Bobastro donde falleció el 1{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=189}} de febrero del 918.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=120}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=176}} Sus hijos, no obstante, continuaron la rebelión paterna.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=121}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=176}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=88}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=271}} Yafar, hijo del difunto y converso al cristianismo,{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=177}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=271}} decidió romper la tregua que su padre, del que afirmó que también se había convertido secretamente al cristianismo, había formado con Córdoba.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=189}} Pese a las esperanzas del Gobierno cordobés de que los hijos del difunto rebelde se enzarzarían en disputas que acabarían con la rebelión, esta perduró diez años más,{{harvnp|Kennedy|1996|p=88}} obligando al emir a enviar contra ella expediciones anuales.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=177}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=271}}

En consecuencia, Abderramán retomó las armas contra la familia en mayo de 919, cercó Belda y taló sus alrededores.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=189}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=178}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=271}} Se tomó Belda{{refn|group="nota"|Quizá [[Antequera]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=121}}}} tras doblegar una tenaz resistencia —los defensores musulmanes aceptaron finalmente el perdón real a cambio de la rendición; los cristianos fueron pasados por las armas después de la toma de la fortaleza—{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=271}} y meses después,{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=88}} en una ofensiva, se conquistaron [[Alora]] y Talyayra.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=121}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=178-179}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=189-190}} Las tropas cordobesas habían seguido el curso del [[Guadalhorce]] en dirección a Bobastro y se habían apoderado de varias estratégicas fortalezas cercanas a este a principios de junio.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=190}} A continuación tanto los rebeldes como los cordobeses se retiraron, estos para consolidar sus nuevas posesiones de [[Casarabonela]], [[Ardales]] y otros lugares.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=190}} Cuando se reanudó la acometida de Abderramán, Yáfar solicitó una tregua al emir a cambio del pago de un tributo;{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=88}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=271}} este la concedió y volvió a Córdoba el 24 de junio, tras treinta y ocho días de campaña.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=189-190}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=88}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=180}} Mientras, otro de los hijos de Ibn Hafsún, tocayo del emir, tuvo que rendirse en Ojén ante la llegada de una columna cordobesa a la que no pudo oponerse; enemistado de Yafar, pactó con Córdoba.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=121}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=190}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=181}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=272}} Adbderramán había aliviado nuevamente la presión rebelde a Málaga en esta campaña y sometido parte de los territorios de los hijos de Ibn Hafsún, procurando acercarse a Bobastro.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=190-191}}

El 29 de octubre de 920,{{refn|group="nota"|El 30 y no el 29, según Lévi Provençal.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=272}}}} Yáfar murió asesinado en Bobastro, quizá por instigación de su hermano Sulaymán o a manos de cristianos locales; Sulaymán marchó a la fortaleza y tomó el mando de la rebelión anticordobesa.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=122}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=88}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=191}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=182}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=272}} Retomó Ojén, pero la volvió a perder en el 921.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=182}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=272}} En el 922, los cordobeses tomaron el castillo de Monterrubio, importante fortaleza fronteriza entre Jaén y Elvira.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=122}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=191}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=182}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=272}} Abderramán dejó el asedio en manos de uno de sus lugartenientes para talar los alrededores de Bobastro en julio; luego volvió a Córdoba pasando por las coras de Ronda, Osuna, Sevilla y Carmona, concluyendo así una campaña de ochenta y cinco días.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=192}} En el 923, el ejército cordobés arrasó las tierras de Bobastro —Sulaimán trató en vano de negociar con el emir— y tomó luego la fortaleza de Cámara, pasó por [[Jete]] —sin lograr rendir la alcazaba— y tomó [[Fuengirola]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=122-123}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=89}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=193}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=183-184}} Los cordobeses dañaron varias fortalezas cercanas a Bobastro y estrecharon el cerco en torno a él, si bien no pudieron beneficiarse de una frustrada conjura que estalló contra Sulaimán durante la campaña.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=89}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=193}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=183}} El 29 de junio Abderramán se hallaba de vuelta en Córdoba.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=193}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=184}} El acoso de los rebeldes se retomó en el 926,{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=193}} tras un periodo de calma debido a las aceifas contra los cristianos del norte.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=123}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=185-186}} En el 927 Sulaimán fue capturado por casualidad por un soldado omeya que lo mató y se llevó su cabeza y su dedo anular para demostrarlo;{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=89}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=193}} el mando de los rebeldes pasó al benjamín de Ibn Hafsún, Hafs,{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=272}} que quedó cercado en Bobastro mientras las fuerzas del emir atacaban los castillos cercanos (Olías, Santopitar, Comares y Jotrón, todos ellos poblados exclusivamente por cristianos) en una campaña de cuatro meses que terminó en agosto.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=123}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=91}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=194}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=187-188}} Abderramán había dejado el mando de la operación de sometimiento en manos del visir Saíd ibn al-Mundir, y había vuelto a Córdoba.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=272-273}} El 17 de enero del 928,{{Harvnp|Bariani|2003|p=28}} Hafs rindió finalmente su impresionante fortaleza a cambio del perdón en enero del 928.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=123}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=91}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=194}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=188}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=273}} Abderramán visitó en persona la localidad en marzo,{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=363}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=189}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=274}} antes de ordenar que fuese completamente arrasada.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=123, 125}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=189}}{{refn|group="nota"|Vallvé Bermejo afirma, por el contrario, que la localidad sobrevivió al menos hasta mediados del siglo {{SIGLO|XII}} y que lo que fueron arrasadas fueron sus iglesias, al tiempo que se restauraban las abandonadas mezquitas.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=194-195}}}} El cadáver de Ibn Hasfún fue desenterrado y crucificado en una de las puertas de Córdoba como castigo a su larga rebelión y a su apostasía del islam.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=124}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=194}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=189}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=274}}{{refn|group="nota"|Según Fierro, para demostrar el rigor de Abderramán, a punto de proclamarse califa, en la persecución de los apóstatas del islam, como se suponía que lo había sido Ibn Hafsún, al que se encontró enterrado a la manera cristiana.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=93}}}} Seguidamente recorrió brevemente la comarca malagueña ordenando derribar los castillos que no consideró indispensables.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=274}} Con la conquista de Bobastro concluyó el sometimiento de Andalucía a Abderramán.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=274}}

=====Levante y Poniente=====
Las continuadas expediciones dirigidas contra Omar ibn Hafsún, sus hijos y sus aliados no hicieron olvidar al emir Abderramán III la situación de otras comarcas de al-Andalus, donde su autoridad era escasa o nula.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=195}} En la mayoría de los casos el gobernador leal de una ciudad se mantenía en precarias condiciones, como el de [[Évora]], que no pudo impedir el ataque del rey de Galicia y futuro rey de León, [[Ordoño II de León|Ordoño]], que en el verano de 913 ocupó la ciudad, le infligió setecientas bajas y se llevó cuatro mil prisioneros y un cuantioso botín.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=195}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=166}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=89}} En otros casos, tanto al este como al oeste, los jefes locales no reconocían en absoluto la autoridad del emir de Córdoba.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=195}}

El señor de Badajoz, [[Abd Allah ibn Muhammad]], nieto de Abd al-Rahman ibn Marwán al-Yiliqi («el Gallego»), ante una posible incursión del rey leonés, fortificó su ciudad y rehízo la muralla;{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=166}} estas medidas defensivas las tomó por su cuenta, sin reconocer en ningún momento la autoridad cordobesa.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=195}} Para que Évora no cayera en poder de grupos bereberes de la región, ordenó destruir sus torres defensivas y abatió lo que quedaba de sus murallas, hasta que un año después decidió reconstruirla para entregársela a su aliado Masud ibn Sa'dun al-Surunbaqi.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=195-196}}

Más al sur, en el Algarve, el poder lo ostentaba completamente una coalición [[muladí]] dirigida por Sa'id ibn Málik, que había expulsado a los árabes de [[Beja (Portugal)|Beja]], y los señores de Badajoz y Évora.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=196}} Además descollaban por su poderío los señores de [[Ayamonte|Ocsónoba]], Yahya ibn Bakr, y de [[Niebla (Huelva)|Niebla]], Ibn Ufayr.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=196}}

En el 916 las fuerzas del emir se dirigieron tanto al [[Algarve]] como al [[Levante español|Levante]], nuevamente con el objetivo de sojuzgar territorios rebeldes.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=116}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=274}} Un general cordobés sometió el principado de [[Lorca]] y Murcia.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=274}} El 7 de marzo del 917 el chambelán Badr expugnó Niebla,{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=88}} que se había negado a rendirse.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=196}}{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=116}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=173}} La población, como en otros lugares, recibió el perdón real de Abderramán.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=116}} [[Mérida (España)|Mérida]] y [[Santarem]] también fueron conquistadas.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=274}} Al mismo tiempo, en el 916-917 uno de los visires cordobeses, pariente del emir, dirigió otra campaña por las [[Cora (división territorial)|coras]] de [[Tudmir]] y Valencia,{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=88}} que llevó a la conquista del castillo de [[Orihuela]], la capital provincial.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=116}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=196}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=172-173}} La región había aprovechado la campaña de ese año contra los cristianos del norte para alzarse contra Córdoba.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=172}}

El emir empleó la campaña contra Pamplona del año 924 para someter a los rebeldes levantinos.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=196}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=185}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=85}} En vez de marchar directamente al norte, avanzó hacia el objetivo por las tierras orientales, con el fin de aprovechar la aceifa para someter a los rebeldes y recabar apoyos para la incursión contra el reino cristiano.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=196}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=85}} Aunque logró someter a algunos de los rebeldes, otros resistieron sus ataques y un tercer grupo fingió plegarse a su autoridad para luego retomar la rebeldía, en cuanto hubo pasado el ejército cordobés.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=196-197}} Pese a todo, pudo apoderarse de [[Lorca]].{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=197}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=185}}

Tras acabar con la larga rebeldía de Bobastro en el 928, pudo enviar más fuerzas al noreste para someter definitivamente el Levante.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=197}} El señor de [[Alicante]] y [[Callosa de Segura|Callosa]]{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=274}} se rindió en agosto y pasó a engrosar el grupo de vencidos que recibió prebendas y privilegios del emir en la capital.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=197}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=189-190}} Los demás miembros de la familia, los Banu al-Shayj, capitularon antes de octubre.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=190}} Lo mismo sucedió con el señor de Valencia, [[Alcira]] y [[Játiva]],{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=274}} que también capituló y se trasladó a Córdoba.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=197}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=190}} La conquista de [[Chinchilla de Montearagón|Chinchilla]] y [[Peñas de San Pedro]] concluyó la subyugación del Levante ibérico a la autoridad cordobesa.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=198}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=190}}

Ese mismo año de 928,{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=198}} uno de los generales de Abderramán tomó [[Mérida (España)|Mérida]], capital de la frontera septentrional, y Beja en el 929 —esta vez en persona, acompañado de dos de sus hijos—.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=198}}{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=52}} El ya califa había tratado primero de apoderarse en vano de Badajoz pero, ante su denodada resistencia, había cercado Beja, que resistió con denuedo hasta el 26 de julio.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=198}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=275}} A continuación marchó contra Ocsónoba, cuyo señor se avino a someterse al califa y pagarle tributo a cambio de permanecer al frente de la plaza.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=198}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=275}} Para cuando se proclamó califa, Abderramán aún debía someter a varias ciudades importantes de la [[Marca Superior de Al-Ándalus|Marca Superior]] ([[Lérida]], [[Huesca]], [[Zaragoza]] y [[Tudela]]) y [[Toledo]] en la [[Marca Media]] y Badajoz y [[Lisboa]] en la [[Marca Inferior]].{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=199}}

===Política exterior===

==== Los reinos cristianos ====

Abderramán estaba emparentado desde el nacimiento con la casa real Arista-Íñiga de Navarra, y, a través de esta, con los reyes de León, lo que justificaría de alguna manera su intervención en los reinos hispánicos. En general, sus campañas fueron defensivas, puestas en marcha para castigar anteriores incursiones cristianas en el territorio andalusí o para desbaratar los preparativos de estas, y no lograron extender el dominio del emirato.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=104}}

=====Primeros años: impotencia cordobesa=====
[[Archivo:Ordono2.jpg|[[Ordoño II de León]], destacado rival de Abderramán hasta su muerte en el 924.|miniatura]]
Los primeros años de su reinado, cuando apenas dominaba Córdoba y sus alrededores y los señores de las fronteras pactaban a menudo con los soberanos cristianos del norte, Abderramán no pudo evitar sus incursiones.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=209}} Los señores fronterizos, a menudo [[muladí]]es, se enzarzaban en continuas luchas entre ellos y solicitaban a menudo el auxilio de los Estados cristianos en ellas.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=209-210}} En tiempos de [[García I de León]] y [[Sancho Garcés I de Pamplona]], se estableció una larga alianza entre leoneses y [[reino de Pamplona|navarros]], tanto para aprovechar la creciente debilidad de los [[Banu Qasi]] en el [[Ebro]], que les permitía plantearse expansiones territoriales en esa zona, como para hacer frente al renacido poderío cordobés representado por el nuevo emir.{{harvnp|Mínguez|1989|pp=69-70}} Las incursiones en la región de Sancho Garcés y del sucesor de García, su hermano [[Ordoño II de León|Ordoño]], fueron constantes.{{harvnp|Mínguez|1989|p=70}} Andalusíes y navarro-leoneses se disputaron el dominio de las principales plazas fuertes de la comarca: [[Viguera]], Calahorra, Arnedo y Tudela.{{harvnp|Mínguez|1989|p=70}}

El caos en que los anteriores emires habían sumido el reino, había posibilitado que leoneses, castellanos, aragoneses, catalanes y navarros debilitaran la frontera norte de [[al-Ándalus]] y, ya bajo el mandato de Abderramán, el rey leonés Ordoño II{{refn|group="nota"|Por aquel entonces, aún rey únicamente de Galicia. En el 914, tras la muerte de su hermano [[García I de León|García I]], obtuvo también los territorios leoneses.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=130-131}}}} saqueó [[Évora]]{{harvnp|Mínguez|1989|p=70}} en agosto del 913 y atacó [[Mérida (España)|Mérida]]{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=172}} en el 915.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=130-131}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=49}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=209}} Ordoño tomó la primera tras un duro combate en el que perecieron unas setecientas personas y se llevó a otras cuatro mil cautivas.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=130-131}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=195, 210}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=89}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=280}} El grave revés obligó a los musulmanes a reparar las murallas de las ciudades del occidente peninsular.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=131}} La segunda fue asediada en la campaña del 915; el alcaide de la imponente fortaleza disuadió con regalos al monarca leonés de intentar el asalto.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=131}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=49}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=211}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=280}} El soberano leonés no encontró en su incursión resistencia alguna del emir.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=196}}

A finales del 913, el señor de Huesca invadió los territorios del conde de Barcelona, pero fue vencido y muerto por las huestes de este.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=210}} En las tierras riojanas, leoneses o navarros penetraron en el valle del [[Río Alhama (La Rioja)|río Alhama]] en el 914 y ese mismo año disputaron la batalla de Arnedo (21 de marzo), que acabó con victoria cristiana.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=210-211}}{{harvnp|Mínguez|1989|p=70}} El 15 de julio del mismo año, el señor musulmán de [[Tudela]] y [[Tarazona]] recobró [[Calahorra]]{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=170}}{{harvnp|Mínguez|1989|p=70}} de manos de los navarros.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=210}} Estos, sin embargo, se habían apoderado ya de [[Villamayor de Monjardín|San Esteban de Deyo]] y de las fortalezas andalusíes al norte del Ebro.{{harvnp|Mínguez|1989|p=70}} En el 915, Sancho Garcés corrió las tierras de [[Tudela]]; capturó al señor de esta, al que solo liberó a cambio de las fortalezas de [[Falces]] y [[Caparroso]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=131}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=212}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=172}} La muerte del señor de Tudela y el asesinato de su hermano a manos del hijo del difunto sumió a los [[Banu Qasi]] en luchas intestinas.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=212}}

=====Reacción de Abderramán, primeras aceifas=====
Ante estos reveses militares en los primeros años al frente del emirato, cuando se hallaba enfrascado en el sometimiento de los territorios independizados del dominio cordobés y en sus primeras ofensivas contra [[Omar ibn Hafsún|Ibn Hafsún]], Abderramán decidió tomar las armas contra los Estados septentrionales a partir del 916.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=131}} Desde ese año, se sucedieron las aceifas en el norte, casi cada año; estas debían servir tanto para poner freno a los ataques cristianos como para obtener botín en sus territorios.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=131-132}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=212}} Para recuperar los territorios perdidos, Abderramán envió a su general Áhmad ibn Abi Abda al mando de un ejército a hacer frente al rey leonés, con escasa fortuna.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=132}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=172}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=281}} En septiembre del 917,{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=52}} los cordobeses, que trataban de tomar [[San Esteban de Gormaz]], sufrieron una total derrota en la [[batalla de Castromoros]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=132}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=49}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=213}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=175-176}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=89}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=281}} En el 918 la suerte de los cordobeses y sus enemigos fue pareja: si bien en junio Ordoño y [[Sancho Garcés I de Navarra|Sancho Garcés]] realizaron una fructífera correría en el [[Ebro]] alto y medio y tomaron [[Nájera]], Tudela y [[Valtierra]],{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=49}} el chambelán Badr llevó a cabo un victorioso contraataque al mes siguiente, en el que venció a Ordoño y Sancho en [[Batalla de Mitonia|Mitonia]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=132}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=213}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=177-178}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=281}} En las filas derrotadas habían combatido también huestes de Huesca, cuyo señor estaba emparentado por matrimonio con el rey navarro.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=213}} En el 919, la concentración de fuerzas cordobesas persuadió a Ordoño de abandonar la campaña que preparaba;{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=213-214}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=282}} los cordobeses, por su parte, sí hicieron una aceifa durante el verano, en la que resultaron victoriosos.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=132}}

En el 920, con los territorios cercanos a la capital ya controlados gracias a la actividad militar de los primeros años de reinado,{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=47}} Abderramán decidió dirigir en persona la campaña de ese año.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=132}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=50}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=214}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=89}}{{harvnp|Mínguez|1989|p=70}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=282}} Marchó a Toledo, donde recibió el apoyo de las fuerzas del señor local y, tras pasar por [[Guadalajara (España)|Guadalajara]] y [[Medinaceli]], se dirigió al [[Duero]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=132-133}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=50}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=214}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=89}} [[Ciudad de Osma|Osma]], [[Clunia]] y [[San Esteban de Gormaz]],{{harvnp|Kennedy|1996|p=89}} que los leoneses habían evacuado, fueron arrasadas antes de que Abderramán continuase hacia [[Carcar]] y [[Calahorra]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=133}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=214}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=181}}{{harvnp|Mínguez|1989|p=70}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=283}} Luego el ejército cordobés llegó a Tudela.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=214}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=89}} Tratando de detener el avance cordobés, los soberanos cristianos se enfrentaron a las huestes de Abderramán al suroeste de [[Pamplona]], en la [[batalla de Valdejunquera]] el 25 de julio, en la que resultaron vencidos.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=133}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=50}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=214}}{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=52}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=89}}{{harvnp|Mínguez|1989|p=70}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=283}} Los que sobrevivieron a la aplastante victoria cordobesa se refugiaron en vano en el cercano castillo de [[Muez]], que las fuerzas del emir conquistaron el día 29.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=134}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=50}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=214}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=283}} Los cordobeses pasaron por las armas a unos quinientos defensores,{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=181}} entre ellos a algunas figuras principales de los Estados cristianos.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=134}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=50}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=214}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=283}} El 1 de septiembre, Abderramán se hallaba de vuelta en Córdoba tras noventa días de campaña.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=215}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=283}} La victoria cordobesa, sin embargo, tuvo escasas consecuencias a largo plazo, pues ni modificó la frontera ni eliminó los deseos de los monarcas leonés y pamplonés por apoderarse de las tierras del Ebro.{{harvnp|Mínguez|1989|pp=70-71}}

[[Archivo:Campaña del Aragón.jpg|miniatura|upright=2|izquierda|Campaña califal del Aragón del año 924.]]
Entre el 921 y el 924 se sucedieron una serie de campañas menores: en el 921 una pequeña incursión de Ordoño;{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=284}} en el 922, una aceifa del señor de Tudela que conquistó temporalmente Nájera y Viguera antes de retroceder debido al contraataque de Sancho Garcés, que recuperó Viguera{{harvnp|Mínguez|1989|p=71}} y capturó al tudelano y a sus aliados bereberes; una correría cordobesa en la [[Marca Superior]] sin trascendencia y, finalmente, en el 923, el monarca pamplonés atacó Valtierra y se apoderó efímeramente de Calahorra, obligando a Abderramán a enviar tropas al norte para proteger Tudela.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=135}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=51}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=215}}

En el 924 Abderramán volvió a organizar una importante campaña contra Pamplona.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=135}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=51}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=215}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=185}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=89}}{{harvnp|Mínguez|1989|p=71}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=284}} Los motivos principales de esta nueva aceifa fueron el continuo hostigamiento{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=185}} de Sancho Garcés en la frontera del Ebro y la muerte{{harvnp|Mínguez|1989|p=71}} a comienzos de ese año de su aliado, el rey Ordoño.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=215}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=284}} El califa partió al frente de sus tropas en abril, atravesó las coras de Turmir y Valencia y pasó por [[Tortosa]] antes de remontar el Ebro.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=136}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=51}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=216}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=185}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=89}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=284}} Los [[tuyibí]]es que dominaban [[Zaragoza]] se unieron a sus fuerzas,{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=51}} que saquearon varias fortalezas de la cuenca del Ebro y atravesaron distintas localidades, como [[Alcañiz]], [[Tudela]], [[Calahorra]] [[Falces]], [[Tafalla]] y [[Sangüesa]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=136}} La batalla culminante de la campaña tuvo lugar a orillas del [[río Ega]] y la victoria se decantó claramente del lado cordobés.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=136}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=216}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=285}} Abderramán continuó avanzando hasta Pamplona, que había sido evacuada y que arrasó.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=136}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=51}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=216}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=185}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=84}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=89}}{{harvnp|Mínguez|1989|p=71}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=285}}{{refn|group="nota"|Ante la retirada cordobesa, los navarros reconstruyeron la ciudad, que nunca más cayó en manos de un ejército musulmán.{{harvnp|Kennedy|1996|p=90}}}} Durante la retirada se libraron varios combates más, de los que las tropas del emir salieron victoriosas.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=137}}{{refn|group="nota"|Nuevos estudios apuntan que esta campaña de 924 pudo darse en tierras de Aragón y Sangüesa, siendo la gran batalla a orillas de río Regal, y siendo destruida la iglesia de Navardún, en Aragón, en lugar de la anteriormente mencionada catedral de Pamplona,<ref>{{Cita libro|apellidos=Taboada Plano|nombre=Rogelio|enlaceautor=|título=Sangüesa Siempre IV|url=https://www.academia.edu/31924616/Sang%C3%BCesa_Siempre_IV_-_Correr%C3%ADas_Moras|fechaacceso=|año=2016|editorial=Ediciones RT|isbn=978-84-608-9364-6|editor=|ubicación=|página=193|idioma=Castellano|capítulo=Correrías Moras}}</ref>}} En agosto, tras pasar por Calahorra, Valtierra y [[Azafra]], Abderramán acampó en Tudela.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=137}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=216}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=286}} A finales de mes, retornó a Córdoba, tras someter a dos señores bereberes de la zona de [[Santaver]].{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=216}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=286}} Los resultados de la campaña fueron ambiguos: el botín fue grande y se contuvieron los avances de los Estado cristianos, pero no se recuperó el territorio perdido a manos de los navarros en el 923.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=137}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=216}} Los cordobeses sí obtuvieron, sin embargo, siete años de tranquilidad sin incursiones desde el norte.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=286}} El gobierno de Tudela lo entregó Abderramán a un miembro de la familia tuyibí.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=216}}

El mismo año de 924, se desató una grave crisis sucesoria en León al morir Ordoño, que favoreció a Abderramán.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=137}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=51}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=288}} Primero le sucedió brevemente su hermano [[Fruela II]], que murió en el 925, cuando se desencadenó una dura rivalidad entre los pretendientes al trono.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=137}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=215-216}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=287}} Finalmente se hizo con este [[Alfonso IV de León|Alfonso IV]], hijo de Ordoño y yerno de Sancho Garcés, quien reinó hasta el 931, sin inquietar al emir.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=137}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=287, 288}} En el 925 murió Sancho Garcés, al que sucedió su hijo [[García Sánchez I de Pamplona|García Sánchez I]], todavía niño.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=137}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=216}} Para entonces, los pamploneses se habían apoderado de las tierras entre el [[Río Arga|Arga]] y el Ebro y de la [[Rioja Alta]].{{harvnp|Mínguez|1989|p=71}} El fallecimiento de Ordoño y Sancho no puso fin a la liga navarro-leonesa, que continuó.{{harvnp|Mínguez|1989|p=71}} Entre el 924 y el 928, Abderramán, sin abandonar del todo la lucha con los Estados del norte, se dedicó principalmente a aplastar definitivamente la rebelión de los hijos de Ibn Hafsún.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=51}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=216}}

== Periodo como califa ==

{{Caja de cita |alineación=izquierda | '''Proclamación califal de Abderramán III:'''<br />«En el nombre de Dios Clemente y Misericordioso.
Bendiga Dios a nuestro honrado [[Profeta]] [[Mahoma]].<br />
Los más dignos de reivindicar enteramente su derecho y los más merecedores de completar su fortuna y de revestirse de las mercedes con que Dios Altísimo los ha revestido, somos Nosotros, por cuanto Dios Altísimo nos ha favorecido con ello, ha mostrado su preferencia por nosotros, ha elevado nuestra autoridad hasta ese punto, nos ha permitido obtenerlo por nuestro esfuerzo, nos ha facilitado logrado con nuestro gobierno, ha extendido nuestra fama por el mundo, ha ensalzado nuestra autoridad por las tierras, ha hecho que la esperanza de los mundos estuviera pendiente de Nosotros, ha dispuesto que los extraviados a nosotros volvieran y que nuestros súbditos se regocijaran por verse a la sombra de nuestro gobierno (todo ello por la voluntad de Dios; loado sea Dios, otorgador de los beneficios, por el que nos ha otorgado, pues Él merece la máxima loa por la gracia que nos ha concedido. En consecuencia, hemos decidido que se nos llame con el título de Príncipe de los Creyentes, y que en las cartas, tanto las que expidamos como las que recibamos, se nos dé dicho título, puesto que todo el que lo usa, fuera de nosotros, se lo apropia indebidamente, es un intruso en él, y se arroga una denominación que no merece. Además, hemos comprendido que seguir sin usar ese título, que se nos debe, es hacer decaer un derecho que tenemos y dejarse perder una designación firme. Ordena, por tanto, al predicador de tu jurisdicción que emplee dicho título, y úsalo tú de ahora en adelante cuando nos escribas. Si Dios quiere». |'''''Una Crónica anónima de Abderramán al-Nasir'''''. Ed. y trad. cits., pp. 152-153.}}
Después de someter a la mayoría de los rebeldes, el viernes [[16 de enero]] de [[929]],{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=142}}{{Harvnp|Fletcher|1999|p=69}} Abderramán III, a semejanza de sus antepasados, se proclamó ''jalifa rasul-allah'' (sucesor del enviado de Dios, califa) y ''amir al-muminin'' («príncipe de los creyentes»),{{Harvnp|Fletcher|1999|p=69}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=274, 321}} presumiendo de tener derechos más legítimos que el [[Califato Fatimí|califa fatimí]] de [[Kairuán]] y que el [[Califato Abasí|califa abasí de Bagdad]] para asumir dicho título, como descendiente de los omeyas de Damasco.{{Harvnp|Bariani|2003|p=28}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=93}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=95-96}} Adoptó asimismo el título de ''an-nasir li-din Allah'' («el que obtiene la victoria para la religión de Dios»),{{Harvnp|Fletcher|1999|p=69}}{{refn|group="nota"|O, según Lévi Provençal: «el que combate victoriosamente por la religión de Alá».{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=275}}}} característico del «príncipe de los creyentes» (califa).{{Harvnp|Fierro Bello|2011|pp=77, 95}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=195}} Los objetivos de Abderramán al proclamarse califa incluían tanto la oposición a la autoridad fatimí como la recuperación del prestigio omeya o la puesta en marcha de una gran reforma política y cultural.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=141}}{{Harvnp|Fletcher|1999|p=71}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=322, 323}} Dos meses y medio antes, como paso previo, el [[1 de noviembre]] de 928, había fundado la [[ceca]] para la emisión de [[dinar]]es de oro y dirhemes de plata, una prerrogativa más de la autoridad suprema.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=101}}{{harvnp|Kennedy|1996|pp=90-91}}{{refn|group="nota"|Tanto los fatimíes como los abadíes, el califa bereber de [[Siyilmasa]] —proclamado en el 953— o [[Abu Yazid]] acuñaron dinares, un acto en general símbolo de autoridad religiosa.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=102}} En los Estados europeos situados más al norte, la primera acuñación en oro se produjo trescientos años más tarde.{{harvnp|Kennedy|1996|p=91}}}} Hasta entonces en la península solo{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=62}} se había acuñado moneda de plata —la última acuñación de monedas de oro en la península tuvo había tenido lugar en el 744—{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=62}} y los dinares provenían del emirato [[aglabí]].{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=101}} La emisión de moneda de oro marcó el fin de una larga crisis monetaria omeya, reflejo de la política y fiscal en la que había estado sumido el emirato desde finales del siglo anterior.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=101}}{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=156}} En el 947, la ceca se trasladó al nuevo palacio real de [[Medina Azahara]].{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=102}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=341}}
[[Archivo:Dirham abd al rahman iii 17494.jpg|200px|miniaturadeimagen|derecha|[[Dírham]] de Abderramán III emitido en [[Medina Azahara]]. Aunque su predecesores en el trono del emirato habían acuñado monedas de plata, él fue el primero en hacerlo también en oro, a partir de su entronización como califa.]]

En virtud de su título de califa, Abderramán III devino el señor espiritual y temporal de todos los musulmanes de al-Ándalus y las provincias africanas, así como el protector de las comunidades cristiana y judía.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=96}} En consecuencia, debía velar por la unidad religiosa y combatir con rigor todo lo que significara cualquier oposición a la [[Sunismo|ortodoxia oficial]], erradicar las corrientes heterodoxas y perseguir las actividades de los discípulos de Ibn Masarra, por entonces muy importantes.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=96}} Como [[Imán (religión)|imán]] de la comunidad musulmana su nombre debía ser citado en el ''[[jutba]]'' (sermón del viernes) en señal de reconocimiento de su soberanía, e incluido en las monedas acuñadas en la ceca real.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=96}} También era jefe de los ejércitos, y de hecho participó en numerosas campañas militares, hasta el [[Batalla de Simancas|desastre de Simancas]].{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=96}}

Los ornamentos de su nueva soberanía eran el sello real, el [[cetro]] o ''jayzuran'' y el [[trono]] o ''sarir''.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=96}} Su sello real, como el de sus antecesores [[Abderramán I]] y [[Abderramán II]], tenía la siguiente inscripción o lema: ''Abderramán está satisfecho con la decisión de Dios'', pero su sello anular rezaba, se entiende que tras su proclamación como califa: ''Por la gracia de Dios alcanza la victoria Abderramán al-Nasir''.

La proclamación del califato conllevó un alejamiento de Abderramán de sus súbditos: el ceremonial palaciego se complicó —copiado del abasí—, la construcción de [[Medina Azahara]] hizo al monarca más lejano y potenció el fasto cortesano y la formación de cuerpos de [[saqaliba]]s aseguró la existencia de una guardia que cuidaba de la seguridad del nuevo califa.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=143}}

El nuevo periodo inaugurado por Abderramán con la proclamación del califato cordobés resultó el del apogeo del islam en la [[península ibérica]], tanto en términos de poderío político como de bonanza económica, desarrollo cultural y artístico o conocimiento científico.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=190}}

{{clear}}

=== Política interior ===

====Sometimiento de las marcas====

Las acciones para sojuzgar a los señores de las marcas fronterizas comenzaron el mismo año de proclamación del califato.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=147}} La primera acometida se realizó contra la [[Marca Inferior]],{{harvnp|Kennedy|1996|p=91}} por entonces alzada en armas contra Córdoba.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=147}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=105}} Las fuerzas califales arrasaron las tierras de Badajoz y se hicieron con las principales poblaciones de la región.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=147}} [[Mérida (España)|Mérida]]{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=105}} se rindió a cambio del perdón real;{{harvnp|Kennedy|1996|p=91}} a continuación los cordobeses tomaron [[Beja (Portugal)|Beja]],{{harvnp|Kennedy|1996|p=91}} Santarém y [[Ayamonte|Ocsobona]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=147}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=105}}{{refn|group="nota"|Vallvé Bermejo identifica Ocsobona con Ayamonte, mientras que Kennedy afirma que es Faro.{{harvnp|Kennedy|1996|p=84}}}} En el 930, el califa recuperó el control sobre la ciudad y el territorio de [[Badajoz]], que había resistido el asedio emprendido el año anterior.{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=53}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=105}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=441}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=199}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=83}}{{harvnp|Kennedy|1996|pp=91-92}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=275}} Abderramán, que dirigió parte de la campaña personalmente,{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=105}} conjugó hábilmente la agresión militar con el perdón{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=275}} del caudillo local y la rebaja de impuestos a los habitantes de algunas localidades de la región para acabar dominándola.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=147}}{{harvnp|Kennedy|1996|pp=91-92}} Parte las tropas vencidas se unieron además al ejército califal, robusteciéndolo.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=147}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=91}} Desde este territorio se lanzaron a partir de entonces incursiones tanto contra el reino asturleonés como contra los núcleos bereberes fronterizos, escasamente sometidos a la autoridad cordobesa.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=441}}

Sometida la Marca Inferior, Abderramán se concentró en doblegar a continuación a los señores de la [[Marca Media]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=147}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=92}} Esta, a pesar de su tendencia revoltosa,{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=275}} era de gran importancia para las comunicaciones cordobesas.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=105}} En este caso, contaba con la ventaja de dominar ya importantes comarcas de la marca, en manos de gobernadores leales.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=147-148}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=105}} El propio Toledo se había sometido en apariencia años antes, en el 920, durante la campaña de Muez contra el reino de Pamplona.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=199-200}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=92}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=276}} Los primeros intentos de acuerdo con Toledo fracasaron, lo que llevó a que se emprendiese un ataque contra la ciudad en mayo del 930.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=148}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=105}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=200}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=276}} A pesar de perder diversas fortalezas y de sufrir el estrecho cerco de las huestes califales, la ciudad resistió el asedio.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=148}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=200}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=276-277}} El califa aplastó finalmente la rebelión de la ciudad, que se rindió el [[2 de agosto]]{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=53}} de 932{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=52}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=256}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=329}} tras un asedio de dos{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=105}} años.{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=53}}{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=148}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=201}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=92}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=277}} La ciudad había recibido el socorro de [[Ramiro II de León]], cuyas fuerzas habían sido derrotadas por las omeyas cuando intentaban desbaratar el cerco.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=201}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=277}} La situación desesperada de la localidad, que sufrió una gran hambruna,{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=277}} y la disposición magnánima del califa, inclinado a conceder el perdón real y a reducir los tributos,{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=329}} facilitaron el fin del sitio y el sometimiento final de la ciudad.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=148}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=106}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=201-204}} Abderramán logró rendir la ciudad, pero no sin concederle una amplia autonomía.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=106}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=329}}

En el 931 se habían sometido a Abderramán también las [[Baleares]] y en el 932, Zaragoza y Lérida.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=204}} Aunque el califa había confirmado como señor de Zaragoza a Muhhamad ibn Hasim al-Tuyibí en el 931, este se negó a participar en la campaña cordobesa contra Osma en el 934, lo que agrió las relaciones con Abderramán, que hasta entonces se había conformado fundamentalmente con el sometimiento teórico del zaragozano y la recepción del abundante tributo de este.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=150}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=204}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=93}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=277}} Al-Tuyibí recibió el apoyo de sus vecinos los señores de Huesca y [[Barbastro]], lo que alarmó al califa, que hizo que sus huestes destituyesen al caudillo oscense y hostigasen{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=204}} las tierras zaragozanas antes de marchar contra Osma.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=150}} En la primavera siguiente, se lanzó una campaña contra los zaragozanos y el ejército califal rodeó la ciudad en junio del 935.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=150-151}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=204}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=93}} La campaña resultó un fracaso para Abderramán: en noviembre regresó a Córdoba sin haber tomado Zaragoza y habiendo sufrido la extensión de la rebelión.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=151}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=204}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=93}} No solo Huesca y Santaver apoyaban a los tuyibíes,{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=204-205}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=93}} sino que también [[Calatayud]] y [[Daroca]] se habían pasado al bando rebelde.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=151}} En el verano del 936 el comandante del asedio, Ahmad ben Ishaq al-Qurasí, miembro de una rama menor de los omeyas, fue destituido y meses más tarde ajusticiado, probablemente por sedición.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=151}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=54}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|pp=210-211}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=93}} Su eliminación coincidió con un momento de peligro para Abderramán: Ramiro II había roto el pacto que le obligaba a no prestar ayuda a los rebeldes zaragozanos,{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=204}} estos recibieron el socorro de los señores de Daroca y Calatayud —hasta ese momento fieles a Córdoba—, el conde de Barcelona había atacado la frontera califal y una tribu bereber asentada en la Marca Media se rebeló{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=211}} contra él.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=54}} El califa logró pronto someter a la mayoría de las ciudades aliadas con Zaragoza y en marzo del 937 marchó de nuevo a dirigir el asedio de esta.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=151}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=54}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=204}} Los levantamientos en Huesca, Santaver y Talavera fueron rápidamente sofocados, no así el de Santarem, donde se había alzado contra el califa uno de sus sobrinos, que se coligó con el rey Ramiro.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=205}} El 25 de julio tomó Calatayud,{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=53}} aliada con Zaragoza —su señor era primo del de Zaragoza— y auxiliada por los cristianos.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=152}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=54}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=205}} Daroca cayó al poco y en agosto el califa llegó a las afueras de Zaragoza, tras realizar una rápida incursión en el reino pamplonés.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=152}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=205}} Incapaz de resistir por más tiempo el cerco, los zaragozanos entablaron conversaciones con Abderramán que condujeron a la rendición pactada de la ciudad en noviembre.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=152}}{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=53}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=205}}{{refn|group="nota"|La rendición, en medio de una gran sequía, se produjo el 23 de agosto del 937, pero las negociaciones para estipular las cláusulas de la claudicación duraron hasta noviembre.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=55}}}} El califa otorgó el perdón a al-Tuyibí a cambio de su sometimiento{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=52}} y la ruptura de sus relaciones con los Estados cristianos del norte.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=152-153}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=55}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=323}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=205-206}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=93}} Aunque al-Tuyibí se comprometía a pagar tributo, someterse expresamente al califa, auxiliarlo en sus campañas militares y no acoger a los proscritos obtenía a cambio el control vitalicio de la ciudad y la potestad para nombrar a su heredero como gobernador de la urbe.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|pp=356-357}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=205-207}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=93}} Después de la entrada triunfal en la ciudad el 21 de noviembre, acontecimiento que marcó el sometimiento de las marcas fronterizas a Córdoba, marchó con al-Tuyibí a hostigar a los navarros antes de regresar a Córdoba en enero del 938.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=153}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=207-208}} También en el 937, uno de los caídes había marchado a las tierras de [[Talavera de la Reina|Talavera]] para aplastar una revuelta de los bereberes [[Nafza]].{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=177}} En el 939 y tras unas campañas menores —el aplastamiento de la rebeldía de Santarém{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=440}}{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=52}}{{refn|group="nota"|Esta rebelión la acaudilló el hermano del ajusticiado Ahmad ben Ishaq al-Qurasí, Umayya. Una vez sofocada, pasó a la corte de Ramiro y participó junto a él en la batalla de Simancas, aunque más tarde se reconcilió con el califa.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=54}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=208}}}} y el sofocamiento de un conato rebelde en Huesca—, las marcas y el resto de al-Ándalus quedaron sujetas{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=357}} al poder del califa.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=153-154}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=208}}

Estas victorias permitieron la reorganización de las fronteras en [[Marca (territorio)|marcas]], lo que permitió consolidarlas.{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=53}} Por otro lado, Abderramán no logró aniquilar completamente el poder de los linajes fronterizos, que no solo conservaron sus señoríos —si bien como súbditos—, sino que en algunos casos llegaron a sobrevivir a los omeyas.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=357}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=93}}

La última acción de sometimiento de los territorios musulmanes tuvo lugar en el 947, cuando Abderramán envió a uno de sus lugartenientes a afianzar el dominio califal de Baleares.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=208}}

====Situación del Estado durante el reinado de Abderramán====

=====Reformas administrativas=====
[[Archivo:AgriculturaAlÁndalusOmeya.svg|Principales productos agrícolas andalusíes durante el periodo omeya.|miniatura|upright=2.7]]
Nada más acceder al trono del emirato, Abderramán había restablecido el cargo de ''[[hayib]]'' o chambelán —una especie de primer ministro—, que tuvo dos titulares hasta su nueva supresión al fallecer el segundo en 932.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=101}} Sus tareas pasaron sin más a uno de los visires hasta que el califa creó en el 938 el título equivalente de «doble visir».{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=101-102}} El título de ''hayib'' se recuperó más tarde, en el reinado siguiente.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=102}}

En el 955, coincidiendo con el grave revés que supuso el asalto fatimí a Almería, el califa reformó la Administración Pública, creando cuatro departamentos, cada uno con un visir al frente: el encargado de la correspondencia interdepartamental, el de la correspondencia con las regiones fronterizas, el de la transmisión de órdenes y decretos y el destinado a la atención a las quejas a la Administración.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=125}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=100}} Para mantener el control de los territorios recuperados mediante su astuto uso de magnanimidad y violencia, puso en marcha un sistema por el que los cargos se renovaban continua y frecuentemente —salvo en las marcas—,{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|pp=428-429}} de manera que ninguno de ellos dudase de su dependencia del favor del soberano y no tuviese tiempo de establecer una base de poder que le sirviese para amenazar la autoridad cordobesa.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=35}} A diferencia de su predecesor y abuelo Abd Allah, supo delegar el ejercicio del poder, para lo que se rodeó de un grupo de figuras capaces en la Administración del Estado.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=197}} Reformó además el sistema provincial, creando nuevas coras, con el fin de reducir el poder de sus gobernadores —que controlaban un territorio más limitado— y de optimizar su aportación a las fuerzas armadas.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=203}} Al final de su vida, los eunucos cobraron gran importancia en la Administración Pública y arrinconaron temporalmente a las familias de [[maulas]] que la habían controlado hasta entonces.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=237}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=86}} En general, sin embargo, los puestos principales civiles, religiosos y militares siguieron copados por la población de origen árabe, tanto baladí —los descendientes de los llegados en los años de la conquista— como «sirio» —los asentados en el 740—, situación que perduró hasta el fin del califato.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=84-85}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=85}} La importancia de los esclavos creció más en el ámbito militar que en el civil.{{harvnp|Kennedy|1996|pp=86-87}}

La extensión del control estatal favoreció además el enorme aumento de los ingresos del Tesoro: si durante la segunda mitad del siglo {{versalita|viii}} y la primera mitad del {{versalita|ix}} los emires ingresaban alrededor de seiscientos mil dinares en tributos, durante el reinado de Abderramán estos alcanzaron los cinco millones ochocientos mil dinares, a los que había que sumar los ingresos privados del califa, que llegaban a los setecientos sesenta y cinco mil.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|pp=297, 427}} La extensión de la eficaz Administración a todo el territorio y la miríada de impuestos aseguraban grandes rentas al califa.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=464}} La acuñación de moneda también fue pareja con el dominio del territorio y la cantidad de ingresos: prácticamente había cesado durante las últimas dos décadas del reinado de Abd Allah y solo se recuperó en la segunda del reinado de Abderramán, una vez que este logró el sometimiento de las rebeliones andalusíes.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=311}} En todo momento, como durante el resto de la historia del emirato y luego del califato, la moneda principal fue el dirhem, pieza de plata mucho más común que el dinar de oro, que solo se acuñó y, nunca en grandes cantidades, durante los reinados de Abderramán y de su hijo, gracias a la expansión en el Magreb que facilitaba la llegada de más cantidad de materia prima.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=311}}

=====Situación militar y reformas=====
La base del sistema militar databa del asentamiento en el sur de la península de los restos del diezmado ejército omeya que había sido vencido en el 740 cerca de [[ Fez (Marruecos)|Fez]], en tiempos de la [[revuelta bereber]].{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=115}} El ejército, enviado desde oriente para aplastar la grave rebelión, se había refugiado en al-Ándalus tras su derrota y desatado una guerra civil que lo enfrentó a los árabes peninsulares hasta el 743, cuando se llegó a un acuerdo según el cual sus miembros —llamados sirios— se asentaron en las provincias con dos tercios de las propiedades a cambio de sus servicios en caso de guerra.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=115}} En cada provincia así militarizada se establecía un ''[[yund]]'' o ejército.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=115}} Estos ejércitos constituyeron el núcleo de las fuerzas armadas cordobesas hasta las reformas de [[Almanzor]] a finales de siglo.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=115}} A estos ejércitos se unían los contingentes de otras provincias sin asentamientos «sirios» y la numerosa guardia palatina (unos cinco mil soldados, tres mil de ellos de caballería), formada por esclavos extranjeros.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=116}}

Abderramán reforzó extraordinariamente uno de los pilares de las tropas de tierra, el de los mercenarios,{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=202}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=87}} de origen bereber{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=492}} —traídos por primera vez por su abuelo Abd Allah y muy importantes en el posterior reinado de Alhakén II—,{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=202}} sudanés o cristiano que, junto con las huestes aportadas por cada cora y los voluntarios yihadistas, formaban las fuerzas omeyas.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=190}}{{Harvnp|Fletcher|1999|pp=76-77}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=117-118}} Tanto en el aumento de las unidades mercenarias de las fuerzas califales como en otros aspectos —el ceremonial cortesano entre ellos—, los omeyas cordobeses imitaron a sus rivales [[califato abasí|abasíes]].{{Harvnp|Fletcher|1999|p=58}} Si al comienzo del reinado, hasta la derrota de Simancas, Abderramán mantuvo el sistema tribal de regimientos sirios (''yund''), más tarde se apoyó claramente en las unidades mercenarias.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=202}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=493}} A mediados de siglo, el ejército permanente, formado por los profesionales mercenarios conocidos como «los silenciosos» por su desconocimiento del árabe, englobaba a sesenta mil soldados.{{Harvnp|Fletcher|1999|p=58}} Mantuvo el predominio de la caballería sobre la infantería —en una proporción de tres a uno—, lo que forzó a realizar la mayoría de las campañas militares durante el verano, para garantizar el forraje de las monturas.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=191}} El armamento de los soldados cordobeses era similar al de sus enemigos cristianos del norte.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=191}} La impedimenta de las tropas se transportaba a lomos de camellos y mulas, lo que permitía el rápido movimiento de las huestes, que en ocasiones se desplazaban en la flota.{{Harvnp|Fletcher|1999|p=77}} El mantenimiento del ejército era caro y llegó a suponer un tercio del presupuesto estatal.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=191}} Uno de los objetivos primordiales de las incursiones militares en el norte era la captura de botín, que servía para lograr ingresos y para pagar a las tropas.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=191}}{{Harvnp|Fletcher|1999|p=75}} Los cautivos eran una fuente más de ingreso, pues se convertían en esclavos que se podían vender o eran sujetos por los que pedir rescate.{{Harvnp|Fletcher|1999|p=75}}

El califa fomentó además el crecimiento de las fuerzas navales,{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=203}} ordenando la construcción de más naves —generalmente de pino— y de [[atarazana]]s y la mejora de los puertos.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=193}} Se conocen al menos seis astilleros, tres en el Atlántico ([[Alcácer do Sal]], Algeciras{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=226}} y Sevilla) y otros tantos en el Mediterráneo (Almería, Pechina{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=226}} y Tarragona).{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=53}}{{refn|group="nota"|Vallvé Bermejo enumera una lista algo diferente: Alcacer do Sal, Sevilla, Algeciras, Málaga, Almería/Pechina, Alicante, Denia y Tortosa.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=122}}}} La armada cordobesa debía cortar toda posible ayuda a los rebeldes de Ibn Hafsún proveniente del norte de África.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=127}}{{Harvnp|Fletcher|1999|p=71}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=308}}{{refn|group="nota"|En torno al 911, Ibn Hafsún había aceptado la autoridad del nuevo califa fatimí.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=226}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=308}}}} El propio Abderramán acudió{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=307}} a inspeccionar las nuevas naves ancladas en Algeciras y fomentó el reforzamiento de la flota de Pechina.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=126-127}} El robustecimiento de la flota permitió al califa intervenir en las luchas que se libraban en el Magreb.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=127}} A esto se le unió el reforzamiento de las defensas costeras mediante la construcción y reforzamiento de fortalezas y atalayas.{{Harvnp|Fletcher|1999|p=71}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=123}} La flota era necesaria tanto para enfrentarse a los [[vikingos]] como con los [[fatimíes]].{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=203}} Las atarazanas de [[Algeciras]] se construyeron en el 914{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=121}} y en el 944{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=456}} se edificaron los muelles de [[Tortosa]],{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=344}}{{refn|group="nota"|En el 945 según Vallvé Bermejo.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=122}}}} lugar que era además un importante arsenal.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=193}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=203}} El pino de esta comarca era muy apreciado en la construcción de navíos.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=124}} El puerto más importante, no obstante, era el de [[Almería]] —ampliada notablemente durante el reinado de Abderramán—,{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=456}} que también contaba con un arsenal.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=203}}

=====Política religiosa y social=====
Tras un periodo de grandes tensiones sociales y religiosas entre cristianos y musulmanes y, dentro de estos, entre árabes y [[muladí]]es, la situación mejoró con el advenimiento de Abderramán, que puso fin a las persecuciones de cristianos y judíos.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=156-157}} Pese a que gran parte de los rebeldes del emirato eran muladíes, esto no impidió que Abderramán tratase de ganarse su favor y que nombrase para importantes puestos a algunos de ellos.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=157}} Así, varios de los cadíes de la capital fueron muladíes, como también lo fue su primer ''[[hayib]]'', Badr.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=157}} Durante el reinado de Abderramán, la movilidad social creció y el poder menos limitado a la población árabe que hasta entonces.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|pp=157-158}}

Nombró a cadíes de diversas tendencias suníes en Córdoba, en parte como medida para limitar la supremacía de la escuela [[malikí]] en la política nacional que, sin embargo, defendió en momentos de crisis.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|pp=160-161}} La asociación del hijo rebelde Abd Allah con otra de las escuelas jurídicas, la [[shafi'i]], minó el prestigio de esta y limitó su extensión en el califato.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=161}} Favoreció la homogeneización religiosa suní malikí del territorio, que durante el califato contó por primera vez con mayoría musulmana y persiguió a los que consideró herejes, pero toleró también otras corrientes suníes.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=37}} Se calcula que fue durante el final de su reinado cuando por primera vez más de la mitad de la población andalusí profesó el [[islam]].{{Harvnp|Fletcher|1999|p=53}}

Los cristianos tuvieron un papel relevante durante su reinado, en parte por su importancia numérica en al-Ándalus: comarcas enteras estaban pobladas por cristianos.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=229}} Había notables comunidades mozárabes (cristianos arabizados) tanto en bastantes ciudades (Córdoba, Toledo, Sevilla o Mérida) como en algunas zonas rurales, como los montes de Málaga, casi exclusivamente cristianos hasta el siglo {{SIGLO|XI}}.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=89}} Como rebeldes, recibieron en general un trato más severo que los muladíes, habitualmente por su mayor resistencia y menor disposición al pacto con Abderramán.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=229}} Además, una vez proclamado califa, mostró gran rigor en el castigo de aquellos que habían apostatado del islam, circunstancia hasta entonces más tolerada.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|pp=230, 233}} En la corte el cristiano más destacado fue el obispo [[Recemundo]], enviado como embajador ante Otón I y los bizantinos.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=235}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=89}} Varios [[mozárabes]], no obstante, desempeñaron importantes labores diplomáticas para el califa.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=157}} Los judíos abundaban también en las ciudades, en algunas de las cuales eran la comunidad religiosa principal ([[Granada]], [[Lucena]] o [[Roda]]).{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=90}} Destacaban en el comercio y en otras actividades como la traducción y la medicina.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=90}}

Rehuyó identificarse con los árabes para recabar así el apoyo de otros grupos culturales, como los bereberes, los [[muladí]]es o los cristianos y judíos que poblaban al-Ándalus.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=212}} Al sospechar de la lealtad de los árabes, trató de controlarlos mediante el nombramiento de los comandantes de los regimientos árabes, la elección de mandos militares entre otros grupos —incluido el de los esclavos— y el otorgamiento del gobierno provincial a otros grupos sociales.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=212}} Debilitó su fuerza, pero no pudo acabar con su primacía.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=212}} A diferencia del caso de los muladíes, cuyas bases de poder eliminó, no puedo hacer lo mismo con las de los árabes y los bereberes, circunstancia que favoreció el surgimiento de taifas regidas por estos dos grupos a la caída del califato.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=212}}

=====Urbanismo, arte y tecnología=====

Durante el califato se produjeron importantes cambios en la agricultura peninsular, que favorecieron la mejora de la salud de la población y su aumento:{{Harvnp|Fletcher|1999|pp=79, 81}} se introdujeron y extendieron nuevos cultivos, como los del arroz, el trigo duro —para pasta—, el sorgo, la caña de azúcar, el algodón, las naranjas, las sandías, los plátanos y las berenjenas; se amplió notablemente el [[cultivo de regadío]], lo que mejoró las cosechas —menos dependientes de las lluvias— y redujo las hambrunas.{{Harvnp|Fletcher|1999|pp=78-79}} La importancia del regadío hacía que existiese un alto cargo dedicado a su supervisión: el acequiero mayor o zabacequias.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=46}} La mejora de la agricultura, además de favorecer el aumento de la población, permitió que parte de esta pasase a otras actividades y creciese{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=456}} la población urbana.{{Harvnp|Fletcher|1999|p=81}} Entre las industrias que florecieron durante el califato se contaban la minería, la cerámica, la fabricación de vidrio, de libros, de tallas o la textil y de cueros, dedicadas en parte a la exportación.{{Harvnp|Fletcher|1999|p=81}}

La capital del califato era con mucho la ciudad más grande del occidente europeo, quizá con unos cien mil habitantes, un tamaño similar al de [[Constantinopla]] y casi la mitad de [[Bagdad]].{{Harvnp|Fletcher|1999|pp=81-82}} Abderramán llevó a cabo un amplio programa urbanístico en la urbe:{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=197}} amplió la mezquita principal de la capital añadiéndole un original [[minarete]] (concluido en el 952, el más alto de Occidente en su época),{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=197}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=214}} remozó la fachada que daba al patio (en el 958){{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=199}} y este mismo; abrió una puerta de la muralla —consecuencia de la mayor seguridad por el aplastamiento de las rebeliones—, pavimentó caminos, creó una nueva ceca, reconstruyó el mercado y la casa de correos y realizó otras obras públicas, gracias a la mejora de los ingresos de la Hacienda real.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=173}}{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=199}} La ampliación de la mezquita mayor se inició justo el año de su fallecimiento, en el 961.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=199}} En marzo del 941, inauguró un canal que traía aguas desde [[Sierra Morena]] para regar los jardines del alcázar de la Noria, al oeste de Córdoba.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=46}} Su obra más destacada fue, no obstante, el complejo palaciego de [[Medina Azahara]],{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=214}} erigido a las afueras de la capital a partir del 936;{{Harvnp|Fletcher|1999|p=82}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=204}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=335}} de gran lujo, quedó destruido durante la [[Fitna de al-Ándalus|guerra civil]] de comienzos del siglo {{versalita|xi}}, en el 1010.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=197}} Este se convirtió no solo la residencia del califa, sino en sede también de la Administración Pública, que se instaló en él.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=423}}

=== Política exterior ===

En política exterior, el califato tuvo que hacer frente a dos problemas: los reinos cristianos en su frontera norte,{{Harvnp|Bariani|2003|p=28}} y la expansión fatimí en la sur, constituida por el [[Magreb]].{{Harvnp|Bariani|2003|p=30}}

==== Los reinos cristianos: Simancas y la estabilización fronteriza ====
=====Subyugación de Zaragoza e incursiones en Pamplona y León=====
La muerte de Ordoño II en el 924 y las sucesivas crisis que sufrió el [[Reino de León]] en materia sucesoria supusieron que las hostilidades prácticamente desaparecieran hasta la subida al trono leonés, en el 931, de [[Ramiro II de León|Ramiro II]] quien acudió, en el 932,{{harvnp|Mínguez|1989|p=71}} en ayuda de la rebelión que contra Abderramán se había iniciado en Toledo y,{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=217}} tras conquistar [[Madrid]], infligió a las tropas califales una derrota en [[Osma (Soria)|Osma]] en el 933.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=160}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=288, 289}} Una vez conquistada Toledo, el califa se centró en contener el avance cristiano al sur del Duero.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=106}} El nuevo rey leonés devino un poderoso adversario del califa y colaboró con diversos rebeldes.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=217}}

Adberramán se puso al frente de una campaña de castigo para poner fin a las correrías cristianas en el 934.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=160}} Después de hostigar a los rebeldes zaragozanos,{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=53}} el ejército cordobés marchó al reino de Pamplona, donde la reina Toda logró obtener una tregua del califa y el reconocimiento de García Sánchez como rey de Pamplona a cambio de comprometerse a abandonar cualquier alianza contra Abderramán.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=161}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=109}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=217}} Seguidamente, el califa atravesó Álava, ocupó Falces, cuyo conde se había opuesto a la tregua navarro-cordobesa, y posiblemente quemó el [[monasterio de San Pedro de Cardeña]]{{harvnp|Mínguez|1989|p=72}} en agosto.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=161}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=217}} De regreso a territorio cordobés tras tomar [[Clunia]] y [[Huerta de Rey]] venció a Ramino II cerca de Osma, en [[Alcubilla de Avellaneda]].{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=52}}{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=161}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=217-218}} La retirada, realizada por tierras del conde de Castilla, fue devastadora para la región, que las fuerzas califales talaron a conciencia.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=217-218}}{{harvnp|Mínguez|1989|p=72}}

Aunque los años siguientes el califa se centró en someter Zaragoza, no por ello cesaron las campañas contra los territorios cristianos.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=162}} En agosto del 936, uno de sus generales derrotó al conde barcelonés [[Suniario I]], que pretendía extender su autoridad al [[Penedés]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=162}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=53}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=218}} En el 937, los navarros rompieron la tregua que había solicitado en el 934, aliándose con León y los rebeldes tuyibíes zaragozanos —que habían reconocido la autoridad de Ramiro—, lo que desencadenó una ofensiva de castigo de los cordobeses.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=162}}{{harvnp|Mínguez|1989|p=72}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=290}} Los cordobeses sometieron primero [[Calatayud]], defendida por un pariente del señor de Zaragoza.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=290}} Una columna cordobesa asoló el llano pamplonés y el valle del [[río Aragón]]; el grueso del ejército califal cercó en vano [[Uncastillo]] y arrasó [[Tafalla]], que los navarros habían abandonado.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=218}} Concluida la correría, las huestes califas retomaron el largo asedio de Zaragoza, que capituló{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=291}} en noviembre.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=218}} Abderramán, pese a todo, perdonó a su señor, al que le permitió conservar la ciudad.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=291}} Tras la conquista de esta ciudad, cuatro mil caballeros realizaron una corta incursión en las fronteras pamplonesas, de nuevo como castigo por la ruptura de la tregua.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=218-219}} Los pamploneses accedieron a pagar tributo a Córdoba.{{harvnp|Mínguez|1989|p=72}}

=====Descalabro en Simancas y pérdidas territoriales en la Marca Media=====
[[Archivo:Medinaceli, Arco Árabe-PM 38054.jpg|Puerta de la muralla de [[Medinaceli]], plaza que Abderramán mandó reconstruir a [[Galib]] como núcleo de la defensa de la [[Marca Media]] en el 946, tras el descalabro de la [[batalla de Simancas]].|miniatura]]
A comienzos del 939 Ramiro II corrió, aunque con escasas consecuencias, el occidente andalusí.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=162}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=219}} Abderramán se aprestó a abordar una expedición de represalia con copiosas fuerzas.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=162}}{{harvnp|Mínguez|1989|p=72}} El objetivo de la gran campaña parece haber sido detener la colonización cristiana de las tierras al sur de Duero, para lo que comenzó por arrasar una serie de fortalezas enemigas al sur del río ([[Olmedo (Valladolid)|Olmedo]], [[Íscar]], [[Alcazarén]] y [[Portillo (Valladolid)|Portillo]]).{{harvnp|Mínguez|1989|p=72}} En agosto Abderramán sufrió su mayor descalabro a manos de los reinos cristianos cuando sus tropas fueron derrotadas en la [[batalla de Simancas]],{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=163}}{{harvnp|Mínguez|1989|p=72}} debido quizá a las disensiones entre los jefes militares y donde el propio califa estuvo a punto de perder la vida,{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=418}}{{refn|group="nota"|Manzano Moreno sugiere que la derrota fue una confabulación de los señores fronterizos recién sometidos, que deseaban deshacerse de Abderramán, y de algunos jefes del ejército, descontentos por la influencia en asuntos militares de un advenedizo favorito del califa, Nayda ibn Hussein.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=418}} Los autores no se ponen de acuerdo sobre si la derrota fue única, en Simancas, o si hubo una segunda tras esta (la de Alhandega), cuando el ejército cordobés se retiraba hacia [[Atienza]], infligida por grupos de colonos de los valles del [[río Duratón|Duratón]] y [[río Riaza|Riaza]].{{harvnp|Mínguez|1989|p=72}}}} circunstancia que le hizo no{{Harvnp|Bariani|2003|p=32}}{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=53}} volver a dirigir en persona ninguna otra batalla.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=165-166}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|pp=58, 114}}{{Harvnp|Fletcher|1999|pp=75-76}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|pp=418-419}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=219-220}}{{harvnp|Kennedy|1996|pp=84, 94}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=292, 293}} Las campañas futuras quedaron encomendadas a los caídes;{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=293}} los señores de las marcas fronterizas recuperaron parte de la autonomía perdida y protagonizaron desde entonces la defensa frente a los Estados cristianos.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=166-167}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=419}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=220}} La reacción de Abderramán a la derrota fue brutal a su regreso a Córdoba: varios cientos de aquellos considerados responsables de la catástrofe fueron crucificados.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=165}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=219}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=293}} Al año siguiente, y en parte como consecuencia de la falta de confianza del califa en sus tropas, comenzó la construcción de la [[Medina Azahara]], a la vez residencia palaciega y fortaleza.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=114}}

La victoria cristiana impuso un cierto equilibrio de fuerzas en la península entre los vencedores y el califato: en el 940, los enviados de Abderramán alcanzaron acuerdos con el conde barcelonés —que favoreció el comercio con el noreste peninsular y el sur de Francia— y con Ramiro II.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=167}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=109}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=220}} Ramiro obtuvo el control de la frontera del Duero y pudo fortificar diversos puntos a lo largo del valle del [[Tormes]] (Salamanca en el 941 y [[Ledesma (Salamanca)|Ledesma]]),{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=167}} mientras mantenía el centro de su dispositivo fronterizo en Zamora.{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=53}}{{harvnp|Mínguez|1989|p=72}} En el 940, ordenó a los castellanos ocupar y fortificar [[Sepúlveda]],{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=167}} para controlar los accesos al [[Sistema Central]] oriental.{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=53}}{{harvnp|Mínguez|1989|p=72}} Más al este, Fernán González obtuvo [[Ciudad de Osma|Osma]], [[San Esteban de Gormaz ]] y otras fortalezas del alto Duero.{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=53}} La repoblación del Duero medio fue, sin embargo, pasajera y las nuevas localidades se abandonaron pronto, en parte por las incursiones andalusíes.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=167}}{{harvnp|Mínguez|1989|p=79}} Pese a todo, aproximadamente la mitad norte del territorio entre el Duero y el [[Sistema Central]], dividido por una línea en dirección suroeste-noreste, quedó paulatinamente integrado en León, a lo largo de los reinados de Ramiro y Ordoño III.{{harvnp|Mínguez|1989|pp=101-102}} En tiempos de este último se creó el obispado de Simancas, para encuadrar los territorios del sur del Duero en el reino.{{harvnp|Mínguez|1989|p=101}} A los señores musulmanes de la [[Marca Superior]] —con centro en{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=54}} Zaragoza—, el descalabro del califa les aseguró la autonomía frente a Córdoba.{{Harvnp|Bariani|2003|p=32}}{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=56}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=94}} Esta derrota tuvo además otra importante consecuencia: el abandono de los choques en batalla campal y su sustitución por veloces campañas, las [[aceifa]]s.{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=53}}

Abderramán ordenó el fortalecimiento de las defensas de la Marca Media.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=167}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=221}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=95}} En el centro peninsular, encargó el reforzamiento de [[Medinaceli]] como núcleo de la [[Marca Media]] a su general más prestigioso, [[Galib]], en el 946.{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=52}}{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=168}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=108}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=223}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=94}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=295}} La localidad, antes semiabandonada, pasó a ser el centro defensivo de la región, sustituyendo a Toledo.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=168}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=42, 223}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=295}} Antes y aprovechando las desavenencias entre leoneses y castellanos, se había ocupado [[Castillo de Gormaz|Gormaz]] en julio del 940, como contrapeso a la toma castellana de Osma y San Esteban de Gormaz.{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=54}}

=====Incursiones mutuas e influencia política en los Estados cristianos ibéricos=====
[[Archivo:CalifatoDeCordoba961-V1.svg|Extensión aproximada del califato a la muerte de Abderramán en el 961. El califa había logrado someter a todos los rebeldes del territorio andalusí y mantener fundamentalmente las fronteras, salvo en la zona [[La Rioja (España)|riojana]] y en el [[valle del Duero]], zonas que habían pasado a manos de los Estados cristianos del norte.|miniatura|upright=2]]
Leoneses y cordobeses firmaron dos acuerdos de paz, uno en octubre del 940 y otro en agosto del año siguiente.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=221}} A pesar de los acuerdos, los enfrentamientos continuaron:{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=221}} en el 940 hubo otra aceifa contra el reino de León; en el 942 el gobernador de Zaragoza se enfrentó{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=222}} con éxito a los navarros y en el 944 la pugna entre Ramiro II y el conde castellano [[Fernán González]] facilitó el ataque cordobés a Galicia.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=168}} La rebelión castellana socavó además las fuerzas leonesas, que tuvieron que mantenerse principalmente a la defensiva tras el triunfo en Simancas.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=294, 295}} A partir de esta época, la anexión de territorios por parte de los Estados cristianos peninsulares se frenó, a causa del poderío califal.{{harvnp|Mínguez|1989|pp=77-78}} Las incursiones cordobesas penetraron profundamente en el territorio leonés: en el 944, el 948/949 y el invierno del 950 alcanzaron Galicia.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=295, 296}}

En el 950 Ramiro II derrotó a los cordobeses en [[Talavera de la Reina|Talavera]], pero falleció al año siguiente y el reino se sumió en una grave crisis sucesoria.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=168}}{{Harvnp|Fletcher|1999|p=76}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=296}} Esta situación facilitó las incursiones califales, que se produjeron casi anualmente (en el 951, 953, 955, 956 y 957).{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=168-169}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=298}} A estas correrías se opusieron algunas de los señores cristianos: en el 956, [[Ordoño III de León|Ordoño III]] batió las cercanías de [[Lisboa]] —a pesar de haber solicitado la paz a los cordobeses en año anterior—{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=110}} y por las mismas fechas Fernán González venció a los cordobeses en San Esteban de Gormaz.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=169}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=224}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=298}} La crisis leonesa anuló el valor militar para los pamploneses de la alianza con el reino vecino y, ante la dificultad de seguir expandiéndose hacia el sur en tierras mejor dominadas por los andalusíes que las riojanas, detuvieron su avance hacia el sur.{{harvnp|Mínguez|1989|p=74}} En todo caso, las disensiones internas en los Estados del norte facilitaron la contención cordobesa del avance cristiano, que desde la década de 930 se basó más en el hostigamiento continuo que en los grandes enfrentamientos armados.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=108}} Nuevamente, como había sucedido con las primeras campañas antes de proclamarse califa, Adbderramán no logró revertir los avances enemigos: las incursiones proporcionaban cautivos, botín y protección frente a los ataques cristianos, pero no modificaron sustancialmente las fronteras y el territorio perdido no se recuperó.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=109}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=225}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=301}}

En el 950 recibió en Córdoba a una embajada enviada por [[Borrell II]], por la que el conde barcelonés reconocía la superioridad califal y le pedía paz y amistad.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=300}} Las relaciones entre el califato y los territorios carolingios ibéricos fueron, en general, pacíficas hasta finales del siglo {{SIGLO|X}}, cuando dieron paso a las expediciones de [[Almanzor]] y de su hijo [[Abd al-Málik al-Muzáffar]].{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=301}}

Entre los años 951 y 961, el Califato intervino activamente en las querellas dinásticas que sufrió la monarquía leonesa durante los reinados de [[Ordoño III de León|Ordoño III]], [[Sancho I de León|Sancho I]] y [[Ordoño IV de León|Ordoño IV]].{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=224-225}} El califa varió su apoyo entre las distintas partes en litigio según la coyuntura política de cada momento, buscando debilitar al más poderoso de los reinos cristianos de la península. Los reyes leoneses de esta época se volvieron en la práctica clientes políticos de Abderramán y más tarde de su hijo y sucesor, Alhakén II.{{Harvnp|Fletcher|1999|p=76}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=301}}

En el 955 se había firmado una paz con Ordoño III, que quedó desbaratada al fallecer este en el otoño del año siguiente y sucederlo su medio hermano Sancho, que rehusó respetar el acuerdo con los cordobeses.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=298, 299}} La reacción de estos fue una campaña de castigo en el 957, que acabó con la derrota leonesa.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=299}} La nobleza derrocó a Sancho y entregó la corona a Ordoño IV; Sancho se refugió con su abuela Toda Aznárez quien, para ayudarlo a recobrar el reino leonés, pactó con califa cordobés.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=299}} En el 958, Abderramán recibió la visita de [[Toda Aznárez de Pamplona]] acompañada de su nieto el destronado [[Sancho I de León|Sancho I]], para quien logró el apoyo del califa, que le ayudó a recuperar el trono leonés, aunque esto supusiese el sometimiento tácito al califa.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=169}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=109}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=224-225}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=299}} Curado de su obesidad por [[Hasdai ibn Shaprut]],{{Harvnp|Fletcher|1999|p=87}} hábil diplomático y médico de Abderramán, Sancho recuperó León en el 960.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=169}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=109}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=225}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=299}} Las últimas incursiones en vida de Abderramán se produjeron ese año contra Zamora y contra [[Tarragona]], que el califato recuperó.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=169}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=301}} El califa falleció al año siguiente, el 16 de octubre del 961.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=169}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=225}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=300}}

==== El Magreb ====

El segundo eje de la política exterior de Abderramán III fue frenar la expansión en el norte de África del [[califato fatimí]], presente en la región desde [[910]] y que pretendía expandirse por [[al-Ándalus]].{{Harvnp|Bariani|2003|p=30}} La política de Abderramán fue fundamentalmente la de contender con los fatimíes mediante sus clientes magrebíes y utilizarlos para proteger sus territorios ibéricos.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=313, 314}} Omeyas y fatimíes se disputaron largo tiempo el dominio del territorio marroquí, el control del estrecho de Gibraltar y el señorío del [[Mediterráneo]] occidental en general.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=225-226}} Por entonces el Magreb occidental era un territorio mucho más rural y atrasado que al-Ándalus, poblado abrumadoramente por bereberes, divididos en tribus.{{harvnp|Kennedy|1996|p=95}} El único centro urbano de importancia era la ciudad de Fez, aunque el oasis de Siyilmasa, al sur, también destacaba, debido al comercio sahariano.{{harvnp|Kennedy|1996|p=95}} A principios del siglo {{SIGLO|X}}, los idrisíes, que habían gozado de cierto predicamento entre las tribus si bien no dominaban firmemente el territorio, estaban sumidos en luchas intestinas.{{harvnp|Kennedy|1996|p=95}} Además de estos, existían dos señoríos de importancia: el oasis de Siyilmasa y el emirato costero de Nekor.{{harvnp|Kennedy|1996|p=95}}

Para reforzar el control del [[estrecho de Gibraltar]], Abderramán tomó Melilla y Ceuta (en el 926-927{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=311}} y 931-932,{{harvnp|Kennedy|1996|p=96}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=312}} respectivamente), levantó el castillo de [[Tarifa]] y fortificó la bahía de Algeciras.{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=52}} Los fatimíes no solo amenazaban el control omeya en la península ibérica y les disputaban el control del Magreb,{{harvnp|Kennedy|1996|p=96}} sino que estorbaban también las rutas comerciales que desde [[Tombuctú]] atravesaban el Sahara hasta [[Siyilmasa]] para traer a al-Ándalus oro y esclavos.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=127}}{{Harvnp|Fletcher|1999|p=71}}{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=446}}
[[Archivo:Fatimid dinar - Mahdia - Tunisia.jpg|[[Dinar]]es fatimíes del siglo {{versalita|x}}. Los [[fatimí]]es, dinastía [[chiita]], fueron los principales rivales de los omeyas andalusíes en el Magreb, ucya posesión se disputaron en general a través de sus clientes políticos en la región. Al final del reinado de Abderramán, la situación favorecía a sus enemigos.|miniatura|izquierda]]
Abderramán impulsó con decisión la creación de [[atarazana]]s{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=226}} para crear una flota suficiente para protegerse de las incursiones normandas, africanas o de los Estados cristianos del norte peninsular.{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=52}} El desarrollo naval le permitió además controlar el extremo occidental del Mediterráneo, la zona triangular formada por las [[islas Baleares]], [[Argel]] y el [[estrecho de Gibraltar]].{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=32}} Las medidas adoptadas supusieron la construcción de una flota que convirtió al califato de Córdoba en una potencia marítima con base en [[Almería]] —saqueada durante el incendio de la flota por los fatimíes en el 955—{{Harvnp|Bariani|2003|p=30}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=110}} y que le permitirían conquistar las ciudades norteafricanas de [[Melilla]] (926),{{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=52}} [[Ceuta]] (931){{Harvnp|Castellanos Gómez|2002|p=52}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=136}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=122, 229}} y [[Tánger]] (951),{{harvnp|Kennedy|1996|p=96}} y establecer una especie de protectorado sobre el norte y el centro del [[Magreb]] apoyando a los soberanos de la [[dinastía idrísida]], que se mantendría hasta 958,{{Harvnp|Bariani|2003|p=30}} cuando una ofensiva fatimí le hizo perder toda influencia en el Magreb donde solo conservó las plazas de{{Harvnp|Bariani|2003|p=30}} Ceuta y Tánger. El control directo de algunos puertos estratégicos permitía a los omeyas tanto intervenir política y militarmente en la zona como facilitar el comercio con la región.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=136}} Para asegurar la fidelidad de los clientes omeyas regionales, Abderramán llevó a cabo una amplia política de nombramientos oficiales —que iban acompañados de ricas vestiduras— y de subvenciones monetarias y entrega de regalos a los aliados.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=137}} La rivalidad —tanto política como religiosa, ya que los fatimíes eran [[chiita]]s mientras que los omeyas eran [[suní]]es—, se dirimió principalmente mediante los clientes de cada dinastía:{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=303}} los fatimíes se apoyaron principalmente en los [[ziríes]] y [[sanhaya|cenhegíes]], mientras que los omeyas sostuvieron a los bereberes [[zanata|cenetes]] y la dinastía [[idrisí]], ya en decadencia.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=127}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|pp=136-137}}

Al avance fatimí inicial que les permitió tomar [[Emirato de Nekor|Nekor]] en el 917{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=227}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=309}} y [[Fez (Marruecos)|Fez]] en el 920,{{refn|group="nota"|Según Vallvé Bermejo, también en el 917.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=230}}}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=96}} Abderramán reaccionó aliándose con un caudillo zanata que debeló a los fatimíes en el 924, y respaldando a los idrisíes, que recuperaron Fez en el 925.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=127}} Poco después, sin embargo, los idrisíes sufrieron nuevos reveses a manos de los [[miknasa]] aliados a los fatimíes.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=128}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=229}} El avance de los miknasa hacia el oeste fueron el motivo de la ocupación omeya de Ceuta, con el fin de proteger el paso del estrecho.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=229}} Uno de los hijos del difunto señor de Nekor muerto en la conquista fatimí de junio del 917 recuperó la ciudad y se aceptó la autoridad de Abderramán;{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=310}} mantuvo la plaza hasta su muerte en el 927-928.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=227}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=312}} A mediados de la década del 920, Abderramán envió un ejército al Magreb para aniquilar un nuevo movimiento religioso considerado herético que se había extendido velozmente entre las filas de los gumara; en el 927, obtuvo la victoria.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=228}}

El 25 de marzo del 931 y a petición de sus habitantes, la flota omeya ocupó Ceuta, asegurando así el dominio cordobés del [[estrecho de Gibraltar]], aunque esto disgustase a los aliados idrisíes, que trataron de frustrar la maniobra.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=155-156}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=312}} Abderramán continuó su anterior alianza con los cenetes y logró el reconocimiento de los miknasa, antes aliados de los fatimíes pero indispuestos con estos.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=156}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=230-231}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=313}} Por el contrario, los idrisíes, antiguos aliados, comenzaron a distanciarse del omeya y acabaron coligados con los fatimíes.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=157}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=315}} Gracias a estos, recuperaron Fez en la gran campaña del 935,{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=136}} en la que los fatimíes recobraron gran cantidad de territorio magrebí, incluyendo Nekor.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=157}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=231}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=96}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=315}} La flota omeya reaccionó el año siguiente corriendo las costas magrebíes, infligiendo varias derrotas a sus enemigos y probablemente tomando Melilla y recuperando Nekor.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=157-158}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=231}} Abderramán obtuvo el control temporal del Mediterráneo más occidental y aprovechó la extensión del [[jariyismo]] de [[Abū Yazīd]] por los territorios fatimíes (943-947) para debilitar a estos.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=158}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=233}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=314}} La diferencias religiosas entre omeyas y jariyíes no supusieron un impedimento para que las dos partes establecieran buenas relaciones.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=233}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=316}} Los idrisíes volvieron a someterse parcialmente en el 944 ante la amenaza de una campaña omeya en la región.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=317}} A principios de la década del 950, [[Tetuán]], [[Tánger]] (951){{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=317}} y [[Arcila]] quedaron reconocieron la autoridad cordobesa y poco después lo hizo también [[Tremecén]].{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=234}} Por entonces la autoridad indirecta de Abderramán se extendía aproximadamente de [[Argel]] a Siyilmasa y la costa atlántica marroquí.{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=317}}

La suerte favoreció a Abderramán hasta el 955, cuando los fatimíes reaccionaron a la toma de uno de sus bajeles por los omeyas desencadenando un durísimo ataque a la flota omeya en Almería, ciudad que saqueó y arrasó.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=159}}{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=139}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=234}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=97}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=320}} En la primavera, [[Galib]] recorrió sin grandes victorias la costa tunecina.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=139}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=235}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=97}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=320}} En el 957 hubo un contraataque omeya contra [[El Kala|El KalaMarsa al-Jaraz]], Susa y [[Tabarca]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=159}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=235}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=320}} Al año siguiente, se produjo una gran{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=139}} ofensiva fatimí que expulsó a los omeyas de todo el Magreb salvo de las plazas de Ceuta y [[Tánger]], que retuvieron.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=159-160}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=235}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=97}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=320, 321}} A la muerte de Abderramán en el 961, la influencia omeya en la región era mínima.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=160}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=236}} La recuperación de las armas omeyas en el Magreb se produjo durante el reinado de su sucesor, [[Alhakén II]].{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=139}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=97}}

====Balance territorial====
Si bien logró someter a los rebeldes a la autoridad cordobesa y vencer repetidamente a los Estados cristianos del norte, la situación territorial andalusí al final del reinado de Abderramán fue de ligeras pérdidas respeto de la extensión a comienzos del mismo. Las sucesivas campañas del reinado no sirvieron para conquistar territorios de los Estados del norte peninsular ni para poblar las zonas en las que se verificaron, sino principalmente para defender las tierras andalusíes y afianzar la cohesión estatal.{{harvnp|Kennedy|1996|p=84}}{{harvnp|Mínguez|1989|p=71}} En la península, su objetivo primordial era debilitar militarmente a los Estados cristianos e imponerles la supremacía andalusí, plasmada en el pago de tributo, que al final del reinado de Abderramán pagaban los señores de León, Castilla y Pamplona y quizá también el de Barcelona.{{harvnp|Mínguez|1989|p=71}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=301}} En el Magreb, la situación omeya era sombría, pues solo quedaban sometidas a la autoridad cordobesa Ceuta y Tánger.{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|pp=159-160}} En la península ibérica, la frontera septentrional seguía aproximadamente el siguiente trazado: en occidente, la línea de la [[sierra de la Estrella]], la de [[sierra de Gredos|Gredos]] y [[Sierra de Guadarrama|Guadarrama]].{{refn|group="nota"|En el [[puerto de Guadarrama]] se hallaba la última guarnición califal. Más allá se extendía la zona de nadie, en repoblación, al sur del [[Duero]].{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=42-43}}}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=42, 59}} A continuación, en el centro peninsular, la frontera seguía por Soria ([[Medinaceli]] y [[Gormaz]] eran importantes plazas fuertes califales) y [[Tudela]] antes de continuar por el norte de Aragón, donde los cordobeses dominaban [[Boltaña]], [[Alquézar]] y [[Barbastro]].{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=46, 56}} Finalmente, al este la frontera del califato incluía la mitad sur de Lérida y Tarragona.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=43}} En Lérida, la frontera se hallaba en la [[sierra de Montsech]] y [[Balaguer]] todavía era una importante fortaleza califal.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=56}} Tarragona, aunque despoblada, estaba en poder de Córdoba.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=56}} A poniente, se hallaba la cora de Baleares.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=65}}

====Relaciones diplomáticas====


Además de con los Estados cristianos del norte y con los jefes del Magreb,{{Harvnp|Fletcher|1999|p=87}} Abderramán mantuvo contactos diplomáticos con otros países.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=110}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=236}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=345}} De Cerdeña llegó una embajada (942) acompañada por comerciantes de [[República amalfitana|Amalfi]],{{Harvnp|Fletcher|1999|p=86}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=240}} ciudad con la que se establecieron lazos comerciales.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=110}} El marqués de Provenza y luego rey de Italia, [[Hugo de Arlés]], también envió una embajada al califa.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=240}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=352}}

En el 953, llegó una embajada del [[Otón I]],{{Harvnp|Fletcher|1999|p=86}} aunque las relaciones con este fueron tensas al comienzo por las diferencias religiosas entre los dos Estados, la altivez de las dos partes y las correrías de los piratas musulmanes de [[Fraxinetum]], de las que Otón hacía responsable a Abderramán.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=110}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|pp=238-239}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=97}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=352-355}} El califa mantuvo también relaciones con los [[Imperio bizantino|bizantinos]],{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=348}} en especial por su interés por contrarrestar el poder fatimí, que también amenazaba a estos.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=110}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=236}} La delegación bizantina que visitó al califa en el 949 trajo entre sus regalos una importante copia de las obras botánicas de [[Dioscórides]], desconocida en la región.{{Harvnp|Fletcher|1999|p=87}}{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=237}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=97}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=350}} Además, los bizantinos enviaron a un monje a Córdoba para que ayudase a fundar una escuela de traducción del griego al latín y al árabe, por petición del califa.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=237}}{{harvnp|Kennedy|1996|p=98}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|pp=350, 351}} Los andalusíes también mantuvieron contacto con la lejana [[emirato de Creta|Creta]], donde reinó hasta el 961 y durante ciento treinta y cuatro años una dinastía musulmana de origen ibérico.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=236}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=348}}

== Muerte ==

Murió en Medina Azahara el 15 de octubre del 961,{{harvnp|Kennedy|1996|p=99}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=358}} a los setenta y tres años de edad, tras un reinado de cincuenta años, seis meses y dos días.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=34}}{{refn|group="nota"|Según Vallvé Bermejo, falleció con setenta años de edad (afirma que nació el 7 de enero del 891) y tras cuarenta y nueve años de reinado.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=240}}}} Su cuerpo fue trasladado a la ''rawda'' del Alcázar de Córdoba, donde fue enterrado, como todos los emires y luego los califas omeyas.{{Harvnp|Manzano Moreno|2006|p=220}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=358}} Le sucedió su hijo [[Alhakén II]], que por entonces contaba cuarenta y seis años.{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=240}}

Su principal logro fue la unificación y pacificación{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=240}} de los territorios andalusíes, que volvió a someter a la autoridad cordobesa.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=34}}{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=358}} Con una hábil combinación de violencia y magnanimidad consiguió someter a los diversos rebeldes que habían desafiado la autoridad de sus antecesores.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=35}} A la larga, sin embargo, los esfuerzos de Abderramán resultaron baldíos: el califato que fundó quedó abolido en el 1031 y los omeyas prácticamente desaparecieron de al-Ándalus.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=30}} Su labor de unificación territorial también quedó más tarde desbaratada por la fragmentación de la zona en el siglo siguiente en [[Primeros reinos de taifas|reinos de taifas]].{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=31}} Esta, a su vez, dio al traste con los logros defensivos de Abderramán, que habían permitido frenar considerablemente el avance cristiano en la península.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=31}} Por otra parte, la inclusión de abundantes contingentes bereberes entre las fuerzas del califato, que Abderramán inició y continuaron sus sucesores, tuvo una gran importancia en las luchas internas durante la posterior crisis del Estado.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=32}}

== Logros ==

[[Archivo:Mosque Cordoba.jpg|thumb|340px|Interior de la Mezquita de Córdoba.]]

{{Caja de cita |alineación=izquierda |Cuando los reyes quieren que se hable en la posteridad de sus altos designios —escribió—, ha de ser con la lengua de las edificaciones. ¿No ves cómo han permanecido las pirámides y a cuántos reyes los borraron las vicisitudes de los tiempos?| Abderramán III. }}

Abderramán III no solo hizo de Córdoba el centro neurálgico de un nuevo imperio musulmán en Occidente, sino que la convirtió en la principal [[ciudad]] de [[Europa Occidental]], rivalizando a lo largo de un siglo con [[Bagdad]] y [[Constantinopla]], las capitales del [[Califato abasí]] y el [[Imperio bizantino]], respectivamente, en poder, prestigio, esplendor y cultura. Según fuentes árabes, bajo su gobierno, la ciudad alcanzó el millón de habitantes (cifra exagerada probablemente entre 150&nbsp;000 y 200&nbsp;000 habitantes lo que la convertía en la ciudad más poblada de Europa),<ref>Más probablemente 100&nbsp;000.</ref> que disponían de mil seiscientas mezquitas, trescientas mil viviendas, ochenta mil tiendas e innumerables baños públicos.

El califa omeya fue también un gran impulsor de la [[cultura]]: dotó a Córdoba con cerca de setenta [[biblioteca]]s, fundó una [[universidad]], una escuela de [[Medicina]] y otra de [[traductor]]es del [[Idioma griego|griego]] y del [[idioma hebreo|hebreo]] al árabe. Hizo ampliar la [[Mezquita de Córdoba]], reconstruyendo el [[alminar]], y ordenó construir la extraordinaria ciudad palatina de [[Medina Azahara|Madinat al-Zahra]], de la que hizo su residencia hasta su muerte.

== Véase también ==
* [[Al-Ándalus]]
* [[Emirato de Córdoba]]
* [[Califato de Córdoba]]
* [[Pelayo (mártir)]]

==Notas==
{{listaref|2|group=nota}}

== Referencias ==
{{listaref|4}}

=== Bibliografía ===

==== Fuentes ====

* Anónimo. ''Una Crónica anónima de Abd al-Rahman III al-Nasir'', ed. y trad. de [[Évariste Lévi-Provençal|Evaristo Levi-Provençal]] y Emilio García Gómez. Madrid, 1950.
* Ibn Hayyân. ''Muqtabis V, Crónica del Califa Abderrahmân III an-Nâsir entre los años 912 y 942'', ed. y trad. de M.ª Jesús Viguera y Federico Corriente. Anubar, Zaragoza, 1981. {{ISBN|84-7013-185-0}}

==== Obras modernas ====

* Arjona Castro, Antonio. ''Anales de Córdoba musulmana (711-1008)''. Monte de Piedad de Córdoba, Córdoba, 1982. {{ISBN|84-7231-656-4}}
* {{Cita libro
 |apellido=Bariani
 |nombre= Laura
 |título=Almanzor
|año= 2003
 |editorial=Nerea
 |isbn= 9788489569850
|url=http://books.google.com/books?vid=ISBN9788489569850&printsec=frontcover
}}
* {{Cita libro
 |apellido=Castellanos Gómez
 |nombre= Juan
 |título=Geoestrategia en la España musulmana: las campañas militares de Almanzor
 |año= 2002
 |editorial= Ministerio de Defensa
 |isbn= 9788478239672
}}
* {{Cita libro
 |apellido=Fierro Bello
 |nombre= María Isabel
 |título=Abderramán III y el califato omeya de Córdoba
|año= 2011
 |editorial=Nerea
 |isbn= 9788496431850
}}
* {{Cita publicación
 |apellido=Fierro Bello
 |nombre= María Isabel
|máscaraautor=1
| título =Por qué 'Abd al-Raḥmān III sucedió a su abuelo el emir 'Abd Allāh
| año = 2005
| revista =Al-Qantara - Revista de Estudios Arabes
| volumen =26
| número = 2
| páginas = 357-369
| url = http://hdl.handle.net/10261/117095
}}
* {{Cita libro
 |apellido= Fletcher
 |nombre=Richard
 |título=La España mora
|año= 1999
 |editorial=Nerea
 |isbn=9788489569409
|url=http://books.google.com/books?vid=ISBN9788489569409&printsec=frontcover
}}
* {{Cita libro
 |apellido=Kennedy
 |nombre= Hugh
 |título=Muslim Spain and Portugal: a political history of al-Andalus
 |idioma=inglés
 |año= 1996
 |editorial=Longman
 |isbn= 9780582495159
}}
* {{Cita libro
 |apellido= Lévi Provençal
 |nombre= Évariste
 |enlaceautor= Évariste Lévi-Provençal
 |título=Historia de España: España musulmana hasta la caída del califato de Córdoba: 711-1031 de J.C.
|año= 1957
 |editorial= Tomo IV. Espasa-Calpe. Edición de Ramón Menéndez Pidal & Leopoldo Torres-Balbás. Traducción de Emilio García Gómez
 |isbn= 9788423948000
}}
* {{Cita libro
 |apellido=Manzano Moreno
 |nombre= Eduardo
 |título=Conquistadores, emires y califas. Los omeyas y la formación de al-Andalus.
|año= 2006
 |editorial=Crítica
 |isbn= 9788484326748
|url=http://books.google.com/books?vid=ISBN9788484326748&printsec=frontcover
}}
* {{Cita publicación
| apellido= Marín Guzmán
| nombre =Roberto
| título =The end of the revolt of 'Uman Ibn HafsŪn in al-Andalus: the period of 'Abad al-RahmĀn III (912-28)
| año = 1995
| revista =Islamic Studies
| volumen =34
| número = 2
| páginas =153-205
| url = http://www.jstor.org/stable/20840203
}}
* {{Cita libro
 |apellido=Mínguez
 |nombre= José María
 |título=La Reconquista
 |año= 1989
 |editorial= Historia 16
 |isbn= 9788476791523
}}
* Muñoz Molina, Antonio. ''La Córdoba de los Omeyas''. Planeta, Barcelona, 1991. {{ISBN|84-08-02495-7}}
* [[Claudio Sánchez Albornoz|Sánchez Albornoz, Claudio]]. ''La España musulmana'', 2 vols. Espasa-Calpe, Madrid, 1986. {{ISBN|84-239-4915-X}}
* {{Cita libro
 |apellido=Valdeón Baruque
 |nombre= Julio
 |enlaceautor=Julio Valdeón Baruque
 |título=Abderramán III y el califato de Córdoba
 |año= 2001
 |editorial=Debate
 |isbn= 8483064375
}}
* {{Cita libro
 |apellido=Vallvé Bermejo
 |nombre= Joaquín
 |enlaceautor=Joaquín Vallvé Bermejo
 |título=Abderramán III: califa de España y Occidente
 |año= 2003
 |editorial=Ariel
 |isbn= 84-344-6682-1
}}

== Enlaces externos ==

{{commonscat|Abd al-Rahman III}}

{{Sucesión
| título = [[Emirato de Córdoba|Emir de Córdoba]]
| período = [[16 de octubre]] de [[912]]-[[16 de enero]] de [[929]]
| predecesor = [[Abd Alláh]]
| sucesor = ''Él mismo''<br /><small>(Como califa de Córdoba)
| título2 = [[Anexo:Califas de Córdoba|Califa de Córdoba]]</small>
| período2 = [[16 de enero]] de [[929]]-[[15 de octubre]] de [[961]]
| predecesor2 = ''Él mismo''<br /><small>(Como emir de Córdoba)</small>
| sucesor2 = [[Alhakén II]]
}}

{{NF|891|961|Abderraman 03}}
[[Categoría:Califas de Córdoba]]
[[Categoría:Emires de Córdoba]]
[[Categoría:Califas del siglo X]]
[[Categoría:Reinado de Abderramán III]]
[[Categoría:Reyes de España del siglo X]]
[[Categoría:Nacidos en Córdoba (España)]]
[[Categoría:Andalusíes del siglo X]]